La fruticultura es el principal sector de la agricultura española. El valor de la producción se sitúa en torno a los 7.000 millones de euros, representando más del 17 % de la Producción de la Rama Agraria. Si añadimos dos cultivos leñosos, en los que sus frutos se consumen tras una transformación, como es el caso del olivar y el viñedo, suponen otros 3.500 millones de euros más. Tenemos, por tanto, que los sectores objeto de la presente publicación representan el 25 % de la agricultura nacional.
La importancia de la fruticultura también se manifiesta en otra serie de variables, como son la superficie, ya que ocupa más de 4 millones de hectáreas; el agua, de la que es uno de los principales usuarios, con casi 1,2 millones de hectáreas de regadío; su repercusión social, por ser muy intensivo en el empleo de mano de obra, y territorial, ya que contribuye a mantener un cierto equilibrio al estar muy distribuida la producción por todo el territorio nacional.
Es un sector tremendamente competitivo, como lo reflejan unas exportaciones para las frutas frescas que ascienden a 7.000 millones, siendo el principal capítulo del comercio exterior agroalimentario español, a las que habría que añadir otros 2.600 millones procedentes del vino, 2.000 millones de aceite de oliva y 1.100 millones de diversos preparados y conservas de frutas. Es decir, más de un tercio de los 35.600 millones de las exportaciones alimentarias españolas proceden de productos obtenidos de árboles frutales.
Otro aspecto a destacar es el amplio y diverso tejido industrial y de sociedades de servicios que se ha desarrollado en torno al cultivo, la transformación y la comercialización de las diversas especies frutícolas. Todo ese tejido duplicaría el valor añadido y el empleo generado.
Mantener las magnitudes señaladas exige de un esfuerzo de renovación y de adaptación constante a las cambiantes condiciones de los mercados, en los que se conjugan una creciente competencia, procedente de los más diversos lugares del planeta, y unas demandas de los consumidores que van evolucionando con el tiempo.
Las frutas y los productos derivados de las mismas gozan de unas propiedades intrínsecas que se alinean con las preocupaciones actuales en cuanto a su bajo valor energético y sus beneficiosas propiedades para la salud. En este sentido las perspectivas de evolución del consumo para las frutas son muy positivas. En los países desarrollados se está realizando un importante esfuerzo para que desde la escuela se incluya en la dieta una elevada proporción de frutas y hortalizas, reforzando el mayor consumo que de este tipo de productos realizan los segmentos de población de mayor edad y, también, muy en la línea con un número creciente de ciudadanos que están incluyendo entre sus prácticas cotidianas la realización de ejercicio físico y el seguimiento de una alimentación saludable basada en el consumo de frutas y hortalizas.
En el mismo sentido, en los países en desarrollo, en la medida que se incrementan sus niveles de ingresos, los productos hortofrutícolas se van incorporando de forma importante en la cesta de la compra.
En estas circunstancias, el sector frutícola español está siendo especialmente dinámico y está llevando a cabo un continuo y ambicioso proceso de renovación y de mejora continua de las plantaciones, que abarca desde los materiales vegetales desarrollados, la tecnología y prácticas culturales empleadas y los procesos para la recolección, poscosecha y comercialización. De ser un sector estable en el que los cambios se realizaban con el horizonte temporal de casi una generación, se ha pasado a una planificación de las inversiones pensando en periodos de amortización inferiores a los diez años, momento en el que probablemente habrá que llevar a cabo una completa renovación de la plantación.
Este dinamismo queda demostrado, como ya se ha mencionado, en la elevada competitividad del sector frutícola español, que es el segundo mayor exportador mundial, por detrás solamente de los Estados Unidos.
Pero más que el valor actual de las exportaciones cabe resaltar la evolución que han tenido durante los últimos años. Tomando como referencia el año 2000 el volumen vendido en el exterior se ha incrementado en un 39 %, y el valor de las ventas, a precios constantes, en un 40 %. En el siguiente gráfico se puede comprobar esa evolución.
Gráfico 1. Evolución de las exportaciones españolas de frutas en valor y peso.
Indice 2000=100.
Fuente: Datacomex. Ministerio de Economía y Competitividad.
Como se puede observar, las mayores tasas de crecimiento se han experimentado en los últimos años, a partir de 2009, momento en el que se produce una verdadera apuesta entre los agentes del sector por la potenciación y la modernización.
Estamos totalmente convencidos que nos encontramos solo en una fase inicial del proceso de renovación de la fruticultura española. Por condiciones agroambientales, por el saber hacer que han acumulado las empresas a lo largo de muchos años, por el conocimiento de los mercados y por la propia inquietud de muchos de los operadores que actúan en este sector nos enfrentamos a un futuro lleno de retos y oportunidades. También con alguna amenaza, como corresponde a un entorno globalizado en el que las transacciones comerciales se ven sometidas a las leyes de la competencia, pero también a cuestiones geopolíticas difíciles de prever y de gestionar en el ámbito de la empresa.
Con la presente monografía hemos querido realizar una revisión de las principales tendencias actuales en el cultivo de especies leñosas en España. La hemos orientado principalmente al análisis de los aspectos agronómicos, sin olvidar por ello las consideraciones económicas de rentabilidad.
Nos queda pendiente, para un futuro que esperamos sea próximo, otros aspectos de interés como son los más orientados a dar respuesta a las inquietudes de los consumidores. Creemos que un análisis de los distintos componentes bioactivos que están presentes en las frutas, y los efectos beneficiosos que tienen para la salud, pueden ser de gran utilidad para poner en valor estos productos entre los consumidores.
Al mismo tiempo, tenemos que ser conscientes que los productos cada vez son más sofisticados y que la fruta no solo se consume en fresco. En los últimos años han surgido muchas referencias elaboradas a partir de frutas que facilitan su uso en una sociedad cada vez más hedonística. Hacer un seguimiento de estas nuevas presentaciones mostrará a las sociedades productoras y comercializadoras de frutas nuevas vías para incrementar el valor añadido obtenido por sus productos y a ofertar una gama suficientemente amplia y atractiva para ganarse el favor de los mercados.
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