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El ahorro es tan antiguo que ya desde tiempos inmemoriales se manejaba esta actividad, aunque no con bienes económicos principalmente. En Egipto y China se guardaban frutos de las cosechas obtenidas en forma de ahorrar ese bien material a futuro.

Tuvieron que pasar unos cuantos siglos encadenados para que treinta años antes del Descubrimiento de América por Cristóbal Colón (1492), se fundara la primera organización del ahorro, un monte de piedad (1462), para cuidar a los integrantes del robo parcial o total.

Por esa época también se comenzaron a crear los bancos. El sistema financiero empezaba ya hace más de medio siglo a articularse y era precisamente el ahorro, junto al beneficio por el rendimiento de los capitales, las bases de este sistema.

¿Qué es el ahorro?

El ahorro es la acción de separar una parte del ingreso mensual que obtiene una persona o empresa con el fin de guardarlo para un futuro. Se puede utilizar para algún gasto importante que se tenga, algún imprevisto o emergencia económica.

En términos de teoría económica, el ahorro es un concepto económico importante. Se refiere a la parte de la renta o ingreso no dedicada a consumo, sino a otros fines. Existen diversas modalidades de ahorro así como diversos instrumentos financieros destinados para incrementar el ahorro que se pretende realizar.

¿Cómo se ahorra? Empecemos por la clásica hucha (galicismo, del francés «huche»), y también cerdito y chanchito son nombres tradicionales de un recipiente destinado a la acumulación y el almacenaje de monedas, usado en especial por los niños.

Tradicionalmente se fabrican huchas con forma de cerdo, antes en barro sin esmaltar y luego en compuestos cerámicos y otros materiales (madera, metal, plásticos, etc). En gran parte de Hispanoamérica, el mismo objeto se designa con el término de origen árabe, alcancía.

Ahorro + Tecnología = Hucha electrónica

¿Qué sucede si juntamos ahorro y hucha con tecnología y servicios financieros este siglo XXI? Ocurre que nos encontramos con un modelo de ahorro fantástico y adecuado que se ha acuñado, como si fuera un euro cualquiera, con un término que lo explica todo: la hucha electrónica.

El ahorro lo pueden realizar tanto personas como familias, empresas e, incluso, naciones. Y en nuestro caso, son las huchas las que son protagonistas. Ya que se han utilizado para estimular el ahorro en los niños: el dinero podía ser insertado fácilmente por una ranura, pero había que romper la alcancía para sacarlo.

En un paso más en la evolución del ahorro, de las huchas y de la educación financiera de los niños y los jóvenes, la hucha electrónica permite ahorrar sin darte cuenta céntimo a céntimo cada vez que pagas con las tarjetas de tu entidad financiera. Es el caso de las tarjetas de Cajamar.

Supone una forma fácil y sencilla de ahorrar usando nuestras tarjetas VISA. Está especialmente pensado para los padres que quieran ahorrar para sus hijos, designando la cuenta peque/junior como la de ahorro.

Y también para los más jóvenes, aquellos que se independizan y gestionan su propia economía: una forma de ahorrar con los gastos del día a día.

¿Cómo funciona la hucha electrónica?

El funcionamiento es muy sencillo. Cada vez que pagas una compra o dispongas de dinero en efectivo con su tarjeta, se te cargará el importe de tu compra y, además, el importe adicional que hayas elegido al contratar la hucha electrónica. Esta cantidad adicional se ingresará en la cuenta de ahorro que indiques.

Las diferentes modalidades de ahorro son:

  1. Ahorrar una cantidad fija. Cada vez que se utiliza la tarjeta, el importe que se ingresará en la cuenta de ahorro será una cantidad fija dependiendo del importe que haya indicado. Por ejemplo: Si decides ahorrar 1€. Dispones de 40€ del cajero. En la cuenta asociada de la tarjeta verás dos movimientos: un cargo de 40€ y otro de 1€. Este euro se ingresará en la cuenta que hayas indicado al contratar este servicio.
  2. Ahorrar el redondeo: A 1 euro. Cada vez que pagues en un comercio con tu tarjeta, la diferencia entre la compra y un 1 euro superior se ingresará en la cuenta designada. Por ejemplo: Si realizas una compra por valor de 41,25€, en la cuenta asociada de la tarjeta verás dos movimientos: un cargo de 41,25€ y otro de 0,75, importe este último que se ingresará en la cuenta que hayas indicado al contratar este servicio.

Al final, céntimo a céntimo, click a click, estarás generando un ahorro perceptible en el tiempo.

Y educando a tus hijos en la cultura del ahorro, que siempre es un pasaporte hacia el futuro, al igual que ocurría ya con el grano hace dos milenios en China y Egipto.

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