Hay una sensación real en España de pérdida de poder adquisitivo. Se debe al aumento de la inflación y por la subida continuada de productos y servicios básicos. Es entonces cuando la gente comienza a recordar las etapas de su vida en las que vivía más desasosegadamente, con más dinero en el bolsillo o, al menos, con mayor sensación de poder adquisitivo.
También es entonces cuando se comienzan a recordar el precio de las cosas. Que si la barra de pan costaba 80 pesetas y que es increíble pensar que una caña de cerveza cueste ahora entre dos y tres euros, lo que suponen en el rango máximo de esta horquilla unas quinientas de las antiguas pesetas.
En esta tesitura, conviene recordar cómo se calcula el valor actual del dinero. Los especialistas explican que “baste entender que en condiciones normales los países tienen inflaciones de una magnitud de una cifra cada año: entre el 0% y el 9%. El dato exacto suele calcularse como el IPC (Índice de Precios al Consumo) que es una forma de comparar situaciones reales: lo que cuesta una cesta de la compra de un ciudadano promedio respecto al mes o al año anterior”.
En la práctica, esto es una lista en la que va el precio del pescado, la leche, las entradas de cine, el billete de metro, los alquileres o el coste de la electricidad, por ejemplo. Es una aproximación realista y permite hacerse una idea de cuándo varía realmente la inflación.
Calculadora de inflación en españa
Respecto a cómo nos ha afectado la inflación a lo largo de los años y de los siglos, diversas entidades en cada país mantienen tablas con los datos oficiales. Con esos datos se puede averiguar a cuánto dinero actual equivale el dinero antiguo. Son las llamadas calculadoras de inflación y funcionan en ambos sentidos. Dicen a cuánto equivale en dinero actual el dinero antiguo o qué podrías comprar antiguamente con cierta cantidad de dinero actual.
En el Instituto Nacional de Estadística mantienen una calculadora de variación del IPC con datos para España desde 1961. El resultado es un porcentaje y la interpretación es similar. Por ejemplo, ir ahora al cine cuesta nominalmente cerca de un 2.200% más que en 1967.
Una buena regla suele ser comparar los precios de cada época con los salarios de aquel momento. Por ejemplo, el salario mínimo por hora trabajada o el sueldo mensual o anual promedio.
Así, siguiendo con el ejemplo de 1967 podemos averiguar buscando por ahí que el salario mínimo eran 12 pesetas la hora, así que ir al cine costaba más o menos lo mismo que una hora de trabajo. Hoy en día, ese salario mínimo es más o menos de 5 euros/hora, pero la entrada de cine cuesta casi el doble, 8 o 9 euros.