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Papá, quiero la Play”. “Mamá, quiero una XBox”. Estas frases tan sencillas encierran un problema que si no se dispone de una buena información puede generar malos hábitos en los pequeños.

Los videojuegos no son un juego de niños. Aunque en este juego de palabras quede claro que son para los pequeños y su uso tiene que ser supervisado por los adultos.

De momento, vamos a repasar los beneficios y los peligros del mal uso de los videojuegos en los niños. Y. para recomendar su uso, estableceremos unas pautas de buenas prácticas.

Ayudan a tomar decisiones rápidas

Para empezar, un número creciente de expertos en educación y aprendizaje insiste, desde hace algún tiempo, en la necesidad de introducir las nuevas tecnologías en las aulas, desde primaria hasta el fin de la escolarización.

Y algunas voces se atreven incluso a hablar de los beneficios de los videojuegos para el desarrollo intelectual y emocional de los niños. Los videojuegos permiten a los niños correr riesgos cuyas consecuencias sólo se dejan notar en el juego.

De modo que se acostumbran, sin exponerse a un peligro real, a tomar decisiones difíciles de manera rápida y a resolver problemas en situaciones de tensión. Todo ello les prepara para convertirse en el futuro en mejores profesionales. Lo que es uno de los aspectos positivos para el desarrollo intelectual y emocional de los niños.

Dependencia y obsesión por jugar

En el lado oscuro, la Clínica Universitaria de Navarra explica los problemas debidos al uso incontrolado de los videojuegos. Por un lado, están ampliamente descritos en la literatura los efectos perniciosos derivados del uso excesivo.

El empleo descontrolado de estos juegos puede suponer un desorden grave en la vida de los niños y adolescentes. El jugador obsesivo ha perdido el control sobre el juego. Es el propio juego el que marca hasta dónde puede llegar. Habitualmente, se llega a esta situación de forma progresiva.

Al principio el empleo de los videojuegos se hace de forma esporádica. Posteriormente, la frecuencia aumenta hasta hacerse prácticamente diaria. En este momento la situación es de alto riesgo, advirtiéndose repercusiones sobre otros aspectos de la vida ordinaria.

Si la adicción a los videojuegos va a más, el jugador puede acabar convirtiéndose según algunos autores en un verdadero ludópata. La vida del jugador gira en torno al videojuego, centrando en él todo el pensamiento y recurriendo incluso a mentiras o artimañas para seguir jugando.

En este punto, se antepone el uso del videojuego a otras actividades como el deporte, la lectura o el contacto con los amigos. Se produce incluso una ruptura con la vida social, llevando a un aislamiento de consecuencias nefastas (potenciación del individualismo). En los casos más graves, la práctica excesiva de estos juegos lleva al niño a una huida del mundo real encerrándose en otro virtual.

Pautas para mejorar la relación con los videojuegos

Debemos implementar un modelo de educación al respecto de este trascendental tema de los niños y los videojuegos. Las 8 pautas que planteamos son las siguientes:

  1. No utilizar los dispositivos para callar al niño. Muchos padres emplean sus dispositivos electrónicos (móviles y tabletas) o las videoconsolas portátiles como un rápido y eficaz recurso cuando desean que su hijo se mantenga entretenido y callado por un tiempo, mientras ellos están ocupados con otra actividad.
  2. Marcar los horarios de uso y respetarlos. No se trata de prohibir a los niños jugar a la consola o la tableta, sino de conseguir que estas no se conviertan en su único entretenimiento.
  3. Moderar la compra de videojuegos. La pauta se suele repetir. Estrena juego y puede pasar todo un mes enganchado hasta que consigue superar todos los niveles. Cuando lo logra, ya no es tan adictivo. El error que cometen muchos padres es volver a recargar la adicción con un nuevo juego.
  4. La consola es de los padres. Restringir y limitar el empleo de una consola o tableta es mucho más fácil si el propietario no es el propio niño.
  5. Ofrecer actividades alternativas en casa. El aburrimiento también puede ser beneficioso para los niños.
  6. Programar salidas al aire libre. El verano es la época idónea para planificar numerosas salidas y excursiones, con el fin de que los niños disfruten y se diviertan al aire libre.
  7. Padres compañeros de juegos. Jugar a la videoconsola puede ser divertido, pero disfrutar de la completa atención y compañía de sus padres es para muchos niños el mejor regalo de las vacaciones.
  8. Promover las relaciones con niños de su edad. Los niños necesitan niños para evitar que el pequeño se enmascare en el mundo virtual.
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