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Muchos pueden preguntarse: ¿Ahorrar utilizando una tarjeta de crédito? Pues sí, usar la tarjeta de crédito me ayudó a ahorrar. Os voy a contar mi experiencia de hace ya “algunos” años, antes de tener niños, en mi otra vida. 

En el mes de septiembre siempre me ponía como meta gastar menos porque mi cuenta se quedaba temblando después del verano. En realidad, se quedaba temblando la mayoría de los meses. 

Lo primero que hice fue descargarme en excel los movimientos de mi cuenta del último mes. Esto me ayudó a darme cuenta que no sabía en qué me gastaba el dinero. Básicamente porque sacaba mucho dinero del cajero y no me acordaba en qué me lo había gastado. 

Primera meta: pagar todo con mi tarjeta

Por aquel entonces mi tarjeta era de débito. Así, todo lo que pagaba se cargaba de forma inmediata en mi cuenta. No me costó mucho conseguirlo, sobre todo cuando te das cuenta de que las tiendas te lo agradecen al reducir el dinero efectivo que manipulan

Al mes siguiente hice lo mismo. Y ya sí tenía todos los gastos identificados. Sinceramente me asustaron las filas y filas de excel con compras y compras, recibos, la hipoteca, la nómina… estuve a punto de abandonar. Sin embargo, me acordé de lo que me había contado un compañero sobre usar la tarjeta de crédito para ahorrar. 

Segunda meta: solicitar una tarjeta de crédito 

Lo que hice fue pedir una tarjeta de crédito con un límite del doble del importe de las compras hechas el mes anterior, porque era el único dato que tenía. 

Cada uno puede pedir un límite más ajustado o más holgado. Sigue leyendo y ahora entenderás que usar el crédito de la tarjeta no es ningún pozo sin fondo. Yo lo hice así, por si tenía que pagar algún gasto extra que me viniera bien aplazar de forma puntual. 

Tercera meta: observar en qué me gastaba mis ingresos

Al principio lo miraba todos los días. Luego lo hacía semanalmente. Y ahora lo miro sobre el quince de cada mes, diez días antes de que se cierre el recibo de la tarjeta. Esto es así porque todo el gasto realizado entre el veintiséis del mes actual y el veinticinco del mes siguiente se pagará sin intereses el día uno de cada mes. De esta manera compruebo que mantengo mi nivel de gasto  habitual. 

En mi cuenta a la vista me llega el ingreso de la nómina, la hipoteca, los recibos de luz, agua, móvil, comunidad, etc… lo que yo denomino gastos fijos porque sí o sí se cobran de la cuenta. Mirando el saldo sé si algún recibo de los que son variables se ha subido más de la cuenta. Por ejemplo, la luz o el gas que ahora es tan relevante. Esto es tan fácil como entrar en la app. En la pantalla inicial ya veo el saldo de la cuenta y si pulso sobre la cuenta me salen los movimientos.

En mi cuenta de crédito me llegan todas las compras que hago, lo que yo denomino gastos variables, porque hasta un cierto margen puedo decidir si gastar más o menos o, incluso, anular algún gasto. Esta operación es igual de fácil. Sólo tengo que entrar en la pantalla inicial de la aplicación y ya veo el límite disponible del crédito. Por ejemplo, si tengo un límite disponible de mil sobre un límite de dos mil, he gastado mil euros. Por tanto, si quiero saber qué compras he hecho, pincho sobre la tarjeta  y directamente veo los últimos movimientos pagados con la tarjeta. 

Cuarta meta: gastar menos

Cuando veía los movimientos de la tarjeta de crédito, sinceramente, muchos de ellos me los podría haber ahorrado. Claro eso, en el momento, no lo piensas. Pero cuando ves todas tus compras de golpe te das cuenta que abusas de bares, que no es necesario comprarse ropa todos los meses y que debes andar más y usar menos el coche por la ciudad.

Así que tomé conciencia de que gastaba mucho y decidí que iba a reducirlo. Hice una lista con los gastos variables que tenía y decidí lo que consideraba lógico gastarme en ellos. Reduje un veinte por ciento mis gastos variables. O, lo que es lo mismo, ahorré un veinte por ciento. 

Quinta meta: mantener el dinero ahorrado

Esto es muy personal. Yo lo que hice fue contratar un fondo de inversión y todos los meses hacía una aportación. El fondo que yo escogí tenía una aportación mínima de cien euros. Yo lo considero un complemento a mi plan de pensiones.

Casi sin darme en cuenta, lo que antes me gastaba en excesos ahora lo ahorro para mi jubilación o antes si lo necesitara ya que puedo sacarlo cuando quiera.

No sé qué te parece, pero hacer este ejercicio te hace ser consciente en qué gastas tu dinero. Quizá necesites buscar un trabajo extra o cambiar tu trabajo por otro que te paguen más. O igual sólo tienes que racionalizar el gasto. Darte cuenta de esto te cambia la perspectiva. Y, por supuesto, hay que tener las metas claras, eso siempre. Si no lo deseas con firmeza y eres perseverante, es difícil avanzar.

Una vez que has superado estas cinco metas, estás preparado para entrar en la BE y utilizar Mis Finanzas. Así puedes obtener gráficas y comparaciones que te ampliarán la visión. Pero, al principio, yo recomiendo hacerlo así, con plena atención y conocimiento de tus gastos.

Sonia Alarcón Rabadán

Técnico en Gestión del Cambio