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El reciclaje es fundamental en nuestra sociedad. Ahora que llega la nueva estación, reciclar es importantísimo debido a la adopción de otros de hábitos de consumo. Aunque tengamos que amoldarnos a una serie de cambios que vienen pegados a esta estación del año.

Para darnos cuenta de la importancia del reciclaje, ya sea en invierno, ya sea para reciclar en verano, podemos fijarnos en unos cuantos datos oficiales. En 2019, cada ciudadano depositó:

  • 17,1 kg de envases de plástico, latas y briks en el contenedor amarillo (un 9,1% más que en 2018), y
  • 19,4 kg en el contenedor azul (7,2% más que en 2018).

Este crecimiento no va vinculado al aumento del consumo en los hogares, que se situó en un +1,1% según el INE, sino que es resultado de que la ciudadanía, en gran medida, ha interiorizado el hábito de reciclar.

Esto ha sido posible gracias a la colaboración de los casi 37 millones de ciudadanos, los 8.131 ayuntamientos y 12.500 empresas. Una red de 390.611 contenedores amarillos, 224.945 contenedores azules distribuidos por toda la geografía española (en total, más de 14.000 contenedores nuevos respecto a 2018) y más de 44.000  puntos de reciclaje ubicados en lugares de gran tránsito.

Lo que hace que haya un contenedor cada 100 metros, además de los puntos de reciclaje situados donde el ciudadano pasa parte de su tiempo.

Reciclar es una actividad esencial en verano y en invierno

En verano debido a estas altas temperaturas, reciclar es fundamental que se torne en una actividad diaria, que entre directamente en las rutinas de la familia en el día a día.

Se evita así la putrefacción de los alimentos en nuestro domicilio, por ejemplo, con las consecuencias de malos olores antes descritas.

Cada municipio tiene la potestad para dictar las normas de forma autónoma para especificar los horarios, lugares y procedimientos para la recogida de basuras y para reciclar. En invierno, no es menos importante reciclar, al contrario, debemos tener claro que es igual que el resto del año, aunque con otros horarios.

Ahora que estamos sufriendo limitación de horarios para la movilidad como medida de contención de la pandemia de coronavirus, tenemos que conocer aún más si cabe las normas para depositar nuestra basura y no infringir en una falta y que podamos ser multados por ello.

En invierno,  estación que acabamos de inaugurar,  generamos más cantidad de residuos por las fiestas navideñas, los regalos y las comidas; además, no nos vamos periodos largos de tiempo fuera  de casa y utilizamos más los contenedores de residuos.

Cada producto a su contenedor

En general estamos cada vez más concienciados con el reciclaje y cometemos menos errores a la hora de depositar cada envase en el contenedor correspondiente. Es ampliamente conocido que el contenedor azul es el que recoge el papel y cartón, (bolsas de papel, cartón, folios usados, periódicos, sobres o carpetas).

Por su parte, el contenedor amarillo es el que debe recoger los envases comercializados en el mercado con un punto verde, aerosoles, latas, botellas, envases de plástico o briks; mientas que el verde se destina solo al vidrio y los frascos de conservas.

El resto de basura que generamos debe ir al contenedor de orgánico excepto las pilas, pinturas y aparatos electrónicos debemos llevarlos a un punto limpio. En el caso de los juguetes debemos tener en cuenta que a pesar de estar fabricados en plástico en su mayoría, debemos dejarlos en un punto limpio o en el contenedor normal.

En el caso del vidrio, las botellas de vino, cerveza o los tarros de vidrio, ya sean bebidas y alimentos o perfumes y cosmética, deben ir al contenedor verde; siempre que se pueda, sin tapones ni otro tipo de tapas. Estas deberán depositarse en el contenedor amarillo. También el papel de aluminio, intentando que no lleve restos de comida, al igual que los vasos y platos de plástico.

Cuando hablamos de medicamentos caducados, y sus envases, deben llevarse al punto SIGRE ubicado en las farmacias, garantizando así que los residuos recibirán el tratamiento medioambiental adecuado.

Por lo que respecta a las bombillas y fluorescentes,  hechas en su mayoría de vidrio y mercurio, nunca deben tirarse al contenedor verde, sino en el punto limpio, a la basura normal o en el punto de venta para poder reaprovechar sus materiales y evitar su impacto ambiental.

 

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