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Diez mil dólares y sólo 24 horas. Fue lo que necesitó el estudio de arquitectura Apis Cor para construir una casa de 38 metros cuadrados en Moscú. El primer hogar del mundo creado con una impresora móvil. Por otro lado, la creación, en Madrid, de la prótesis de una mano para un niño gracias a una impresora 3D ha provocado que el precio de la prótesis pase de 6.000 a 40 euros.

También en nuestro país se está alumbrando el primer robot que cocina en 3D, Oskook, que va un paso más allá de la impresión 3d de alimentos y permite cocinarlos según se imprimen. Incluso tejidos vivos como huesos, músculos y cartílagos han comenzado a ser generados con una bioimpresora 3D.

El crecimiento de la industria de la impresión 3D es exponencial. En previsiones de Forbes, crecerá un 133% en tres años. Y, para Gartner, superará los 5,6 millones en 2019.

El futuro se creará en impresoras 3d

Con todo, nos encontramos en los albores de una revolución que, junto a la automatización y la realidad virtual, conforman las principales tendencias para modelar el futuro.

La evolución de esta tecnología disruptiva ha sido realmente espectacular desde que Charles Hull diseñara el primer método de impresión 3D en 1983. De la estereolitografía, un proceso de fabricación por adición con resina y luz ultravioleta se ha llegado a un grupo de tecnologías de fabricación por adición. En ellas se crea un objeto tridimensional mediante la superposición de sucesivas capas de material. De ahí que también se la conozca como fabricación aditiva o additive manufacturing.

Partiendo del diseño y el prototipado industrial, la impresión 3D se ha extendido a casi cualquier campo. Y se ha pasado de imprimir en plástico a poder trabajar con muchos otros materiales como metales, cerámica o alimentos. Incluso con biomateriales como las células humanas.

Sin embargo, la impresión 3D no tiene sentido para fabricar todo sino para producir aquello no puede hacerse de ninguna otra manera. Es ahí donde esta tecnología se muestra como disruptiva.

¿Una impresora en cada casa?

El futuro de la impresión 3D pasa por aspectos como los siguientes:

  1. El trabajo en la nube. Que permitirá imprimir objetos desde cualquier lugar. La impresión 3D bajo demanda será el final del stock. Ya que sólo se producirá lo que se necesita.
  2. La personalización en todos sus niveles. Es una de las grandes diferenciaciones que permite la impresión 3D: La posibilidad de customizar cada objeto para que sea diferente
  3. Los objetos 4D. Se trata de objetos que, además de los habituales largo, alto y ancho están diseñados para cambiar de forma y adaptarse según pasa el tiempo.

Sin embargo, el debate que se plantea es si todos los hogares llegarán a tener una impresora 3D. Aunque, quizás, la pregunta no sea ésa sino cuándo habrá una impresora 3D en cada hogar.

La impresión 3D será una fábrica en cada casa. Porque la impresora 3D puede realizar casi todos los procesos que se hacen en las fábricas.

 

Recuerda que si tu ilusión es una impresoras 3D, nuestra máquina de credirealidad, te puede ayudar.

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