Los valores del siglo XXI en lo político se basan en la paz y la solución de los conflictos y en el tema del crecimiento económico y la calidad de vida en la sostenibilidad. Es la economía verde y solidaria la que cuida el planeta y la que permite que podamos vivir en una sociedad de la que podamos estar orgullosos para que nuestros hijos vivan.
El problema es que pese a las buenas intenciones, los datos son cabezotas y la vida en las ciudades se está volviendo cada día más complicada en cuanto a niveles de contaminación.
La solución pasa por el vehículo eléctrico
El aumento del parque móvil en nuestras ciudades ha generado unos problemas cuya dimensión exceden en estos momentos a las soluciones aplicadas
Porque, además de la propia contaminación atmosférica, porque son precisamente los automóviles los primeros culpables de la mala calidad del aire que respiramos en nuestras ciudades, también hacen que la calidad sonora esté bajo los umbrales del límite. Es lo que viene a denominarse la contaminación acústica. Y, por supuesto, son también los vehículos actores principales en el temido cambio climático.
Para paliar esta situación los coches eléctricos aparecen como un rayo de luz, sobre todo en las ciudades. Algunas de las soluciones que plantean este tipo de automóviles en las ciudades:
- Evitar la contaminación atmosférica y acústica. No emiten gases contaminantes y son silenciosos.
- Favorecer la sostenibilidad económica. El coste tanto de uso como de mantenimiento es económico.
- Autonomía. Cada vez es mayor la autonomía de los vehículos eléctricos.
Todo ello coincide con los valores dominantes en este siglo XXI. Por eso, los gobiernos están apoyando su compra con el objetivo de superar su principal barrera: el coste de adquisición de estos vehículos, que aún es alto.
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