Nuestra colaboración con la Asociación Española de Franquiciadores cumple ya seis años, desde que lanzamos conjuntamente el Informe “La Franquicia en España 2016”. En este periodo de tiempo, además de profundizar en nuestra colaboración con los informes sobre “La Franquicia Española en el Mundo”, también hemos ofrecido servicios financieros especializados ajustados a las necesidades de los franquiciadores y franquiciados.
Pero en poco más de un lustro, la situación empresarial ha cambiado de forma sustancial. En primer lugar, cuando ya dábamos por remontada la última crisis económica y financiera internacional, nos vimos sorprendidos por una pandemia global que nos confinó y obligó a una parálisis casi inmediata de la actividad económica. El sector de la franquicia no quedó al margen de esta realidad y muchas empresas acudieron a las diversas herramientas que se pusieron en marcha desde las instituciones y desde las entidades bancarias para superar la situación, facilitando liquidez a las empresas y ganando tiempo para encarar una rápida recuperación.
En ello estábamos cuando Rusia decidió invadir Ucrania, dando lugar a una nueva guerra a las puertas de la Unión Europea. Este segundo suceso, aunque no nos sitúe como combatientes directos, está influyendo sobre la economía europea a través de dos circuitos principales. Por un lado, el de la energía, motivado por nuestra dependencia del gas natural y del petróleo ruso, usado ahora como arma de presión por parte del Kremlin, y el del shock de precios generado en los mercados de alimentos y fertilizantes. Todo esto termina convergiendo con las tensiones inflacionarias que ya se sufrían a la salida de la pandemia y que ahora alza las tasas de crecimiento de los precios en torno al 10 % en la mayor parte de los Estados de la Unión. Por otro lado, las sanciones rápidamente aprobadas por la Comisión Europea y la propia presión de los consumidores han provocado un gran repliegue de las empresas occidentales en el mercado ruso cuyos efectos se notan ya en este informe, mermando así el potencial productivo de estas empresas.
La respuesta de las autoridades monetarias frente a la inflación está siendo agresiva. El BCE, tras unos comienzos contemporizadores, en los que estimaba las presiones sobre los precios como transitorias, ha pasado a la acción subiendo los tipos de referencia más rápido y de forma más intensa de lo que se había anunciado inicialmente; dificultando, por tanto, el endeudamiento de empresas y consumidores y reduciendo el potencial de crecimiento de la inversión y el consumo, dos de los principales componentes del PIB.
La coyuntura actual, en consecuencia, vuelve a estar marcada por múltiples incertidumbres geopolíticas y económicas, que nos van a volver a poner a prueba. En la banca cooperativa Cajamar confiamos en que el ecosistema de franquicias españolas está lo suficientemente maduro y es lo suficientemente flexible como para lograr superar esta situación tan delicada. Y por eso, vamos a continuar mostrándole nuestro apoyo, ya sea en nuestro mercado interior, ya sea en su expansión por los mercados internacionales.
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