La dieta mediterránea es la fórmula del sueño perfecto: Comer bien y en abundancia sin caer en la glotonería y la obesidad. Además, busca aprovechar los productos del terreno sin necesidad de tener que consumir productos que no están al alcance del área determinada de nuestra vida. Lo que ahora se denomina kilómetro cero.
La clave de la dieta mediterránea es que la geografía de sus productos se ha globalizado y en prácticamente cualquier punto del mundo occidental pueden encontrarse, cultivarse y distribuirse los productos señeros de los países origen de la dieta mediterránea:
- España.
- Francia.
- Italia.
- Portugal.
- Malta.
- Grecia.
Beneficios de la dieta mediterránea
Ahora describiremos por encima los atributos propios de este tipo de nutrición: Mucho consumo de productos vegetales (frutas, verduras, legumbres, frutos secos), pan y otros cereales (es el alimento base el trigo), teniendo muy en cuenta que la grasa principal es el aceite de oliva. Además, hace un hueco para el consumo moderado del vino.
Los beneficios, son rotundos:
- Riesgo mínimo de padecer enfermedades cardíacas o diabetes, en comparación con otro tipo de dietas.
- Mejora la tensión y previene la hipertensión.
- Prolonga los años de vida.
- Hace que la función cognitiva mejore.
- Muy importante es que hay menos riesgo de contraer algún tipo de cáncer.
- Menos consumo de productos químicos y oxidantes.
- Hay menos probabilidades de tener Parkinson.
Otra cuestión importante que abordar con la dieta mediterránea es que es una herramienta formidable para prevenir la obesidad, sobre todo desde la infancia, considerada hoy en día por la Organización Mundial de la Salud como una epidemia, que se traslada al mundo adulto.
La OMS afirma que «la obesidad infantil es uno de los problemas de salud pública más graves del siglo XXI. El problema es mundial y está afectando progresivamente a muchos países de bajos y medianos ingresos, sobre todo en el medio urbano«.
Y continúa: «Los niños obesos y con sobrepeso tienden a seguir siendo obesos en la edad adulta y tienen más probabilidades de padecer a edades más tempranas enfermedades no transmisibles como la diabetes y las enfermedades cardiovasculares. El sobrepeso, la obesidad y las enfermedades conexas son en gran medida prevenibles. Por consiguiente, hay que dar una gran prioridad a la prevención de la obesidad infantil».
Los diez pasos de la dieta mediterránea
Una vez recalcada la importancia de la dieta mediterránea, de los beneficios que aporta y de los problemas que puede evitar, veamos cómo seguirla en diez pasos:
- La principal grasa que vamos a consumir es el aceite de oliva.
- El consumo de alimentos vegetales es prácticamente ilimitado, desde los champiñones a las legumbres, desde las verduras a las frutas.
- La magia del pan y de todos los alimentos preparados con cereales está sobre la mesa, así como la pasta y el arroz, sobre todo si son integrales.
- Los alimentos, frescos. nada de productos industriales procesados. Aquí hay que consumir y estar atentos a los productos de temporada.
- Hay que tomar lácteos, desde el queso a los yogures.
- Moderación con las carnes rojas, siempre a la plancha o en guisos. Hay que olvidarse de la carne procesada y envuelta en plástico y presentada en bandejas.
- El pescado es amigo íntimo de la dieta mediterránea, sobre todo el pescado azul.
- Respecto a los huevos, son bien vistos si se consumen con moderación. Se puede consumir un par de tomas semanales con el de carnes y pescados.
- Viva la fruta. Y siempr emejor las piezas que en zumos.
- Agua en cualquier momento y en abundancia. El vino, con moderación
Por cierto, como complemento natural a una dieta mediterránea, nada mejor que un poco de ejercicio físico.