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El carácter estratégico que representa el sector agroalimentario viene determinado por diversas circunstancias, entre las que cabe resaltar:
- Su función proveedora de alimentos.
- Asegurar una oferta con la calidad que demandan los consumidores.
- Contribuir al sostenimiento de las zonas rurales.
- Mantener un adecuado nivel de vida de los agricultores productores de alimentos.
- Conservar y mejorar el medio ambiente.
En este nuevo contexto, el sector tiene como principal obligación atender los retos a los que la humanidad se tendrá que enfrentar a lo largo de este siglo. Retos que se antojan de los más complejos y vitales para nuestra civilización.
No se trata solo de que tengamos que alimentar a una población que crece en progresión geométrica. El problema fundamental es que ya no podemos hacerlo de la misma forma que hasta ahora.
Nuestro grado de ocupación de la Tierra es tal que existen pocos espacios ociosos. Estamos consumiendo intensivamente recursos no renovables. Y hemos trastocado la mayor parte de los ecosistemas del planeta.
Por tanto, la simple extensión del sistema de producción agroalimentaria sobre nuevos territorios ya no es posible. Como tampoco podemos asumir cualquier modelo que simplemente maximice la producción. Ese modelo tiene que ser social y ambientalmente sostenible.
El futuro de la agricultura pasa por aplicar ciencia
Así las cosas, la necesaria mejora de la productividad debería alcanzar no solo al primer eslabón de la cadena de producción y distribución de alimentos. Debe extenderse a lo largo de la misma para aprovechar al máximo cada caloría producida.
En este esfuerzo, la agricultura tiene que seguir mirando hacia la ciencia y hacia el proceso de desarrollo tecnológico.
Aunque normalmente tendemos a asociar a la agricultura con la idea de un sector tradicional y poco innovador, lo cierto es que el grado de innovación que se está produciendo en las últimas décadas es absolutamente impresionante.
Estas innovaciones alcanzan desde el desarrollo de nuevos materiales vegetales (y de las propias metodologías para obtenerlas) hasta las técnicas de poscosecha y transporte de los productos. Sin olvidar los manejos de cultivos y de la ganadería y la maquinaria de trabajo.
En un mundo tan cambiante, es vital que la información fluya por todos los recovecos del sistema productivo. Incluyendo dentro de éste al entramado de instituciones y empresas que se dedican a la investigación básica y aplicada.
Hay que lograr que los usuarios últimos de los avances puedan incorporarse al proceso de I+D+i como vectores de los propios procesos de investigación. O, incluso, como protagonistas, ya que son quienes mejor conocen las necesidades del sector, Y quienes pueden aplicar de la forma más ágil y directa los desarrollos obtenidos.
Todo el mundo piensa en la importancia que la I+D+i tiene para la industria. Sin embargo, muy pocos son conscientes de que en el sector agroalimentario esa importancia es aún mayor. No podremos alimentar a la población prevista del planeta sin acometer profundas innovaciones en nuestro actual sistema de provisión de alimentos.
Cajamar con el sector agroalimentario
Cajamar Caja Rural, en virtud de su historia y de su vocación declarada, siempre ha tenido una especial vinculación con el sector agroalimentario. Primero, más centrado en los segmentos primarios. Y luego, desde una perspectiva más holística, que incluye a innumerables empresas de los sectores de la industria de los alimentos y bebidas o de los servicios auxiliares a la agricultura.
Este compromiso no se centra exclusivamente en nuestra inversión crediticia sino que tiene repercusiones que alcanzan también a los procesos de I+D+i.
Conscientes de lo importante que son las alianzas estratégicas y el desarrollo conjunto de proyectos, en Cajamar contamos con una estructura de apoyo a la innovación agroalimentaria en la que se integran:
- 2 estaciones experimentales.
- 7 cátedras universitarias.
- Un centro de excelencia orientado a la formación de consejeros y directivos de empresas agroalimentarias.
- Una amplia labor editorial especialidad a en el sector.
Y todo ello lo llevamos a cabo con la colaboración de los agricultores, de las empresas, de centros públicos y privados de investigación, universidades y un amplio abanico de expertos.