La contaminación de las ciudades españolas ha sufrido un fuerte descenso. Concretamente, se ha registrado una caída del 58% de las emisiones de dióxido de nitrógeno. Esto, en comparación con los niveles de contaminación habituales en estas fechas durante los últimos diez años.
Este ha sido uno de los muchos efectos de la crisis mundial por la covid-19. Las medidas de confinamiento de la población han desplomado el uso de vehículos de combustión, permitiendo una fuerte recuperación de la calidad del aire. Algo que se ha dejado notar, sobre todo, en los mayores núcleos urbanos de España.
Pero no solo la disminución del tráfico ha bajado el nivel de la contaminación de las ciudades españolas. Otros factores como cierta inestabilidad atmosférica y las precipitaciones durante la primavera también han contribuido a mejorar sustancialmente la calidad del aire.
Palma de Mallorca y las ciudades del litoral mediterráneo sufren las mayores reducciones
Las estaciones instaladas por la Agencia Europea del Medio Ambiente en los distintos núcleos urbanos para medir la contaminación de las ciudades españolas han recogido datos muy halagüeños respecto a los niveles de polución en todas ellas. De esta manera, se ha podido determinar que Palma de Mallorca encabeza la lista con una reducción del 74%. Le siguen Alicante (72%) y Valencia (69%).
La capital, Madrid, también ha conseguido disminuir la polución a menos de la mitad, alcanzando un 59%, al igual que la segunda ciudad más poblada, Barcelona, con un 62% menos.
Sin embargo, las ciudades de la cornisa cantábrica han experimentado un menor reducción. Algo que, según la organización Ecologistas en Acción puede responder a factores meteorológicos. Así, ciudades como Gijón u Oviedo han presentado cifras de -51,5% y -42% respectivamente. Por su parte, Bilbao ha bajado sus emisiones en un 41,6%.
Aun así, los valores de descenso son positivos en el conjunto de Estado y están muy por debajo de la recomendación de la Organización Mundial de la Salud. El organismo sitúa las concentraciones de NO2 en un máximo de 40 microgramos por metro cúbico. Un cifra muy alejada de las que manejan las distintas ciudades españolas.
Mantener los niveles bajos de contaminación: el objetivo de los ecologistas
Tras la crisis se hace evidente que existe una relación directa entre la movilidad en las ciudades y la calidad del aire. Por tanto, la mejor forma de mantener la polución es crear políticas que regulen y disminuyan el tráfico rodado en las ciudades. Por ejemplo, fomentando aún más el transporte público y la movilidad verde como el tráfico de bicicletas, patinetes y vehículos eléctricos. Todo esto es vital para luchar contra la contaminación.
Además, hay muchas otras iniciativas de acción tanto ciudadana, como institucional y privada. Para los ecologistas, adquirir otros hábitos de vida también es un pilar básico para el medio ambiente. Por ejemplo, optar por compras de proximidad; la regulación de los límites de velocidad en las vías urbanas o la peatonalización de las calles; o la implantación del teletrabajo como una opción que mejore la conciliación y reduzca los desplazamientos. sostenibilidad
Y es que, para la asociación de Ecologistas en Acción, la crisis sanitaria ha demostrado que cambiar las pautas de movilidad es la mejor fórmula para parar la contaminación en las ciudades españolas y mejorar la salud pública.