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La crisis económica ha puesto de manifiesto que la gestión que las entidades realizan del capital es una de las principales herramientas a tener en cuenta en la gestión del riesgo. La preservación de capital a través de la fijación de precios objetivos (ajustados al riesgo) permite identificar el valor generado en cada operación y, por tanto, establecer precios competitivos que generen valor para la entidad.

Tradicionalmente, los modelos de rentabilidad ajustada se consideraban una mejor práctica en la gestión interna que además servía de apoyo en la toma de decisiones. No obstante, en el nuevo Anejo IX de la circular 4/2006 de Banco de España, se hace referencia a la gestión de la rentabilidad en su párrafo 11.c):

La política de precios, deberá estar orientada a cubrir, al menos, los costes de financiación, de estructura y de riesgo de crédito inherente a cada clase de operación. […]

La concesión de una operación con un tipo de interés por debajo de su coste evidencia que el precio de la transacción difiere de su valor razonable. [….] La operación concedida se tiene que registrar inicialmente por su valor razonable, de manera que la diferencia entre este y el importe dispuesto se reconocerá directamente como un gasto en la cuenta de pérdidas y ganancias.”

Y en su párrafo 33:

Las metodologías y procedimientos para la estimación de las coberturas deberán estar integrados en el sistema de gestión del riesgo de crédito de la entidad y formar parte de sus procesos; en particular, de los procesos de fijación de precios y concesión de operaciones, de seguimiento y control de los riesgos así como de los correspondientes a las pruebas de resistencia (stress test).

En definitiva, esta normativa revoluciona la forma de gestionar tarifas que veníamos haciendo hasta ahora y nos obliga a dar unas condiciones financieras a las operaciones según la calidad crediticia del cliente y de la operación, de tal manera que los ingresos que se perciban compensen al menos los gastos que nos supone su concesión.

Para ello, se está desarrollando un modelo de pricing que permite estimar la rentabilidad de una operación a priori conforme a criterios de rentabilidad ajustada al riesgo, introduciendo en el cálculo la estimación de los flujos de costes e ingresos que se van a obtener así como el capital que se deberá imputar a lo largo de toda la vida de la operación tratada. El objetivo principal de dicho modelo es fijar el precio de una operación en función del RAROC de referencia identificado.

Por tanto, los conceptos utilizados en la formulación del RAROC son simulados a futuro en función de las características de la operación planteada (producto, plazo, esquema de amortización, etc.) y el perfil de riesgo de crédito asignado por los modelos de riesgo al cliente/operación (PD, LGD, EAD, Capital).

El precio de una operación debe garantizar la rentabilidad de dicha operación durante toda su vida, es decir, debe cubrir los costes y riesgos derivadas de la operación hasta su vencimiento.

María del Carmen Hernandez Dominguez

Subdirector en Banco de Crédito Cooperativo