La innovación en horticultura se presenta cada vez más como una necesidad. Su dinamismo la hace apasionante por la capacidad y posibilidad de ofrecer productos novedosos, en los que juega un papel importante la variedad de colores que podemos encontrar en muchos cultivos.
Alguno de los ejemplos de innovación pueden observarse en las alcachofas, en las que es posible combinar el color verde típico de esta flor, en su variedad más popular como es Blanca de Tudela, con diferentes intensidades de rojos o violetas que nos ofrecen las alcachofas que se reproducen por semilla, como Opal, Concerto o la clásica Violeta de Provence. Otra opción es combinar el verde con jaspeado rojo como el de la variedad Imperial Star.
En el cultivo de pimiento encontramos múltiples posibilidades debido a la gran variedad de colores. Para ello ya existe en el mercado la oferta del pimiento tricolor, empaquetando 3 pimientos de color rojo, amarillo y verde. Incluso se comercializa ya el cuatricolor, añadiendo el naranja. Se ha incorporado también la oferta de pimiento negro, o el color chocolate, que combinado con las distintas formas y tipos ofrece unas posibilidades muy atractivas.
Una de las propuestas que suele llamar más la atención al consumidor son las berenjenas de color blanco. Le da nombre en inglés al fruto ‘Eggplant’, por recordar su forma y color a la de un huevo. En Valencia se produce una variedad tradicional, conocida como berenjena listada de terreno, con diferentes selecciones que le dan nombre en función de la zona en la que se producen. Entre ellas destacan la de Gandía, la de Foios o la de Xeraco, muy apreciada por su extraordinario sabor, pero que presenta como inconveniente espinas en el cáliz que las hacen incómodas en su manipulación. Estos colores se pueden combinar con otros como el de las variedades moradas o negras.
En el calabacín es posible el juego de colores con diferentes intensidades de verde, amarillo y frutos casi blancos. Predominan los frutos alargados, aunque es posible encontrarlos casi esféricos.
No hay que olvidar el producto hortícola por excelencia, el tomate, que el consumidor asocia al color rojo característico, pero que también presenta diferentes variedades tradicionales como el tomate Rosa de Barbastro. Hay otras variedades de tomate amarillo, o el tomate RAF tan apreciado por su sabor, del que destaca su acostillado y color casi negruzco. Por similitud con éste, las empresas de semillas han trabajado en obtener nuevas variedades con tonos semejantes, como el conocido Kumato. En las variedades de fruto pequeño ‘cherry’ también se pueden hacer combinaciones de color rojo, amarillo, naranja e incluso el verde, listo para su consumo.
En coliflores existen variedades de color morado como Grafiti, de color verde como Alverda, y también naranja, que contrastan con el blanco característico de esta inflorescencia. En ese club también podemos incluir a las lechugas, con diferentes tonalidades de verdes, rojos de distintas intensidades, combinados con la enorme variedad de formas en lechugas como la tipo romana, litle gem, iceberg, trocadero, lollo rosso, hoja de roble, etc., que la convierten en uno de los productos más innovadores del mercado.
Cajamar, en sus Centros Experimentales de Valencia y Almería, viene realizando numerosas experiencias en las que se evalúan estos materiales. También se han incorporado otros cultivos como la sandía, de diferentes tamaños, rallado y color de la corteza y de la pulpa, como la amarilla, que en su momento se comercializó como “sandía piña”, y la típica sandía roja y jugosa.
Con estas investigaciones, Cajamar quiere ofrecer a los productores y a la cadena alimentaria nuevas posibilidades que permitan llegar a un segmento de mercado interesado por estas novedades. Estas propuestas pueden contribuir a relanzar el consumo de frutas y hortalizas frescas, tan importantes para nuestra salud.