Inversión es un término económico, con varias acepciones relacionadas con el ahorro, la ubicación de capital, y la postergación del consumo. El concepto se relaciona también con la gestión empresarial, las finanzas y la macroeconomía.
El vocablo inversión lleva consigo la idea de utilizar recursos con el objeto de alcanzar algún beneficio y se relaciona con tres variables a la hora de la inversión privada. En efecto, las cantidades dedicadas para inversiones de los agentes dependen de varios factores. Los tres factores que condicionan más decisivamente a esas cantidades son:
- Rendimiento esperado, positivo o negativo: Es la compensación obtenida por la inversión, su rentabilidad.
- Riesgo aceptado: La incertidumbre sobre cuál será el rendimiento real que se obtendrá al final de la inversión. Que incluye además la estimación de la capacidad de pago, es decir, si la inversión podrá pagar los resultados al inversor.
- Horizonte temporal, a corto, mediano, o largo plazo. Es el periodo durante el que se mantendrá la inversión.
Características que definirán el perfil del inversor
De la combinación y actitud ante estos tres factores se genera el perfil de inversor, que se refiere a las características de cada persona que lo describen en el momento de invertir.
Estas características guían la manera en que debieras tomar tus decisiones de inversión, incluido tu nivel de tolerancia al riesgo, en relación a los diversos instrumentos de inversión que existen en el mercado.
En la medida que conozcas qué tipo de inversionista eres, podrás elegir de mejor forma entre las alternativas de inversión a las que puedes optar o crear una mezcla de inversiones que se adapten a tu perfil.
Para definir tu perfil de inversor será necesario que sepas:
- Cuáles son tus necesidades y objetivos de inversión actuales.
- Cuál es el horizonte de inversión.
- La disponibilidad con la que necesitarás el dinero.
- El nivel de riesgo con el que te sientes más cómodo.
Factores que influyen en el perfil del inversor
Existen muchos factores que influyen en el perfil del inversor. Algunos de los más importantes son:
- La edad y el horizonte de tiempo de la inversión, que determinan cuánto tiempo podemos esperar para que la inversión de frutos.
- Los ingresos, tanto los que percibe hoy, como los que espera obtener.
- Las obligaciones financieras contraídas, mientras más obligaciones tenga con otros, tendrá menor capacidad de ahorro.
- El patrimonio, que representa el respaldo económico con el que cuenta.
- La capacidad de ahorro, que le permitirá aprovechar oportunidades o hacer frente a imprevistos.
- Su tolerancia al riesgo, es decir, cuánto se está dispuesto a arriesgar.
- Conocimientos financieros ya que es más fácil invertir en algo conocido que en algo desconocido.
- El objeto de la inversión, que define en qué se utilizarán los recursos invertidos. Por ejemplo, para comprar una casa o sólo si se trata de inversión de excedentes.
- Rentabilidad deseada, rendimiento que espera obtener en el futuro de la inversión.
De aquí, surge una tipología básica del inversor, que puede ser:
1.- Conservador
Este inversor se caracteriza por ser menos tolerante al riesgo y valorar la seguridad. Por lo tanto, escoge instrumentos de inversión que le den certeza de que no perderá parte o todo el dinero que invertirá (su capital).
No le importa que las ganancias (rendimiento) obtenidas sean bajas. Prefiere invertir en instrumentos de deuda, como títulos de deuda, depósitos a plazo o cuentas de ahorros, porque puede saber la rentabilidad que tendrán al adquirirlos.
Dentro de este perfil puede haber todo tipo de personas. Desde jóvenes con sus primeros ingresos y que, por lo tanto, no quieren arriesgar sus ahorros, hasta aquellos con familias por mantener, o deudas por cubrir. O personas retiradas o por jubilar que no quieren mayores preocupaciones.
Tal vez no sea ésta la estrategia que maximice la rentabilidad de las inversiones. Pero sí puede ser una alternativa para ahorrar a largo plazo sin mayores preocupaciones sobre el movimiento de los instrumentos.
2.- Moderado
Este inversor es cauteloso con sus decisiones, pero está dispuesto a tolerar un riesgo moderado para aumentar sus ganancias. Procura mantener un balance entre rentabilidad y seguridad.
Suele buscar la creación de un portafolio o cartera de inversión que combine inversiones en instrumentos de deuda y capitalización.
Inversionistas de este tipo hay de distintas edades. Generalmente se trata de personas con ingresos estables, que pueden ser entre moderados y altos, padres de familia con capacidad de ahorro.
3.- Agresivo
Busca los mayores rendimientos posibles, por lo que está dispuesto a asumir el riesgo que sea necesario. Se trata por ejemplo, de inversores jóvenes, pero que cuentan también con solidez económica y con ingresos de moderados a altos y personas solteras o aún sin hijos, entre los 30 y los 40 años de edad.
Esta clase de inversionistas corre riesgos en los mercados y opta por los instrumentos que prometen las ganancias más elevadas, sin importar si en un momento dado se arriesga a perder la mayor parte de la inversión.
Este tipo de personas prefieren portafolios de inversión en los que combinan fondos de capitalización, deuda a corto plazo y deuda a largo plazo. Ser un inversionista agresivo puede dar buenos resultados, siempre que no se esté invirtiendo el dinero de los gastos cotidianos.
No es recomendable mantener esta actitud de riesgo cuando no se cuenta con la suficiente solvencia, o si se tienen compromisos familiares.
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