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El verano significa vacaciones pero también la subida de las temperaturas. En consecuencia, según llegan los meses veraniegos la prioridad es mantenernos frescos en nuestros entornos. La cuestión es que hay que evitar entonces que se dispare el consumo de energía. Dos razones nos llevan a explicar esta conclusión:

  1. La primera es que se trata de un ejercicio de responsabilidad con la conservación del medio ambiente. 
  2. La segunda es supone una forma inteligente de ahorrar en nuestras facturas de luz. 

De hecho, ahorrar energía en los meses más calurosos es, más que una buena práctica; una necesidad. Y, aunque puede parecer todo un reto, si cuentas con la información necesaria podrás hacer con pocos esfuerzos. Recuerda: en verano, ahorrar energía en casa no solo reduce la factura, también ayuda a cuidar el planeta. 

Claves para ahorrar energía en verano

Lo primero es lo más lógico. Se trata de aprovechar la luz natural. Para ello, sube las persianas y corre las cortinas durante el día. También pasa por una buena organización veraniega. Por tanto organiza tus rutinas en las horas con más luz para evitar encender lámparas.

Sin embargo, cierra las ventanas y baja las persianas en las horas de más calor para bloquear el calor exterior. Por la noche, abre las ventanas para ventilar de forma natural.

El aire acondicionado se ha popularizado, pero tienes que usarlo con cabeza. Lo mejor es mantener en las habitaciones de nuestras viviendas temperaturas entre los 24 y los 26 grados centígrados. Cuando salgas de casa, toma la precaución de apagarlo. Limpia asimismo los filtros cada mes para maximizar su potencia y utilidad. Recuerda que si utilizas ventiladores de techo o de pie ahorrarás energía, ya que consumen un 90% menos que el aire acondicionado.


Programa asimismo la utilización de los electrodomésticos. Por ejemplo, lavar por la noche o temprano reduce el uso de energía para enfriar el ambiente. Aprovecha el calor residual del horno o la vitro para terminar de cocinar. Y si puedes, seca la ropa al aire libre.

Una buena práctica es aislar tu vivienda de forma natural. Para ello nada mejor que colocar cortinas térmicas o estores reflectantes. Utiliza alfombras, burletes en puertas o incluso plantas grandes en balcones para reducir la entrada de calor.

La iluminación LED es una de nuestras grandes aliadas. Las bombillas LED no solo consumen menos, también generan menos calor. 

Por último, revisa que tu frigorífico esté en perfectas condiciones, de forma que esté lejos de fuentes de calor como el horno. Asegúrate de que las gomas de la puerta cierren bien.

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