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Desde hace unas pocas décadas y, con mayor énfasis desde el comienzo de la invasión rusa de Ucrania, las economías europeas han acelerado sus agendas de descarbonización y han reforzado los mensajes y las medidas para mejorar la sostenibilidad de todas las actividades, en la línea de avanzar, a la vez, en la mitigación y adaptación a las consecuencias del cambio climático. 

Obviamente, este movimiento ha llegado a la actividad turística, que solo en el ámbito del transporte genera un 8 % del total de las emisiones de gases de efecto invernadero (GEI) del planeta. Ciertamente es en ese segmento del negocio en el que hay que hacer mayores esfuerzos por contener las emisiones, pero el resto de los sectores involucrados en la actividad turística también deben hacer su trabajo al respecto.

Los hoteles, cuyo principal cliente es precisamente el turismo, no están exentos de ello. No es ya que los gobiernos estén modificando las regulaciones; también es que una parte creciente de la demanda exige un mayor compromiso con la sostenibilidad de las empresas que les proveen bienes y servicios, especialmente con la medioambiental y social ─circunstancias que no se reflejan apropiadamente en las cuentas de resultados─. También las plantillas se alinean con un sistema de preferencias sociales que premia un mejor desempeño en este ámbito, generando efectos sobre el orgullo de pertenencia y el compromiso ético con la empresa. De hecho, cada vez más empresas del sector hotelero incorporan en sus memorias anuales información sobre su actividad en el ámbito ambiental, social y de gobernanza (ASG).

Uno de los mantras de la gestión más extendido (y real) es el de que lo que no se mide no se controla. Y tampoco se mejora. Por eso, desde el Grupo Cooperativo Cajamar y la Confederación Española de Hoteles y Alojamientos Turísticos (CEHAT) decidimos dar un paso en esta dirección, elaborando y editando el informe Indicadores de la triple sostenibilidad de los hoteles españoles, 2023. Esta publicación nace con vocación de convertirse en una guía para el sector y las administraciones en la materia de sostenibilidad hotelera. Por desgracia, en algunos de los indicadores no se puede aislar completamente el efecto de los hoteles propiamente dichos, ya que en muchas estadísticas oficiales estos aparecen unidos a los servicios de restauración.

 

                                                                                             Fuente: Elaboración propia

El eje económico, el más problemático

Con todo, el mapa que sale dibujado es favorable, en el sentido de que se vislumbran los esfuerzos que el sector está realizando en el cada uno de los ejes de la sostenibilidad. De hecho, los principales problemas los encontraríamos en el eje de la sostenibilidad económica, derivados de la pandemia y del cierre obligado de la mayoría de los establecimientos.

A pesar de la rápida recuperación de la actividad, los efectos sobre la tesorería y las finanzas de los hoteles se siguen dejando notar. La situación, en realidad, solo ha vuelto a la normalidad ─si es que a tener dos guerras cercanas se le puede denominar normalidad─ en el actual 2023.

El cierre obligado de 2020 incidió negativamente sobre la rentabilidad de las empresas hoteleras, aumentando su endeudamiento a corto plazo y provocando un repunte de la morosidad bancaria ─aunque mucho menos intenso de lo que cabía esperar─. El principal reto en este ámbito es, por tanto, reconducir la marcha del endeudamiento, recuperar los niveles normales de impagos y reconstruir las cuentas de resultados y los balances.

                                                                          Fuente: Central de Balances del Banco de España.

Eje social: sector refugio y mejora de la temporalidad

En el apartado social, la mayor parte de los indicadores presenta un comportamiento favorable. El análisis pone de manifiesto, además, que el sector actuó como amortiguador y refugio del empleo durante los peores años de la Crisis Financiera Internacional y, posteriormente, contribuyó de manera decisiva en la fase de recuperación. Incluso, aunque la pandemia truncó la marcha ascendente, esta se ha recuperado y ha marcado un máximo de participación del sector en el empleo nacional en el verano de 2023.

 

                                                               Fuente: Elaboración propia con datos de la Seguridad Social.

                                                               Fuente: Elaboración propia con datos de la Seguridad Social

Llama también la atención el esfuerzo realizado por el sector, a pesar de su elevada estacionalidad, para estabilizar a sus trabajadores ─la tasa de temporalidad del sector de los hoteles y la restauración ha caído más intensamente que la del conjunto de la economía nacional─. No obstante, el principal reto aquí pasa por reducir el gap salarial con la media nacional de actividades, así como por desestacionalizar, aumentando así la ocupación en la temporada baja ─cuestión que no solo está en manos de los hoteles, sino en el de todo el sector turístico y las diferentes administraciones─.

Una menor intensidad en el uso de los recursos naturales

Aunque en este ámbito es en el que más complicado ha sido identificar indicadores relevantes, los pocos que hemos encontrado apuntan a un buen comportamiento del sector a lo largo del tiempo. Las medidas llevadas a cabo por los hoteles en materia de ahorro energético y de agua han logrado reducir la intensidad de uso de los recursos naturales y desligar en parte el consumo de energía o las emisiones de gases de efecto invernadero (GEI) de los aumentos de la actividad del propio sector. De hecho, las emisiones de GEI llevan a la baja desde 2016. Y el uso de agua desde 2013. Y, aunque el consumo total de energía se ha incrementado en los últimos años, este lo ha hecho en bastante menor medida que el aumento de la actividad del sector, por lo que, de mantenerse esta tendencia, pronto comenzará también a caer.

                                                                    Fuente: Cuenta de emisiones a la atmósfera, INE.

Precisamente, este sería el principal reto del sector en el ámbito medioambiental: reducir el consumo total de energía y no solo la intensidad del uso.

El futuro de los hoteles españoles será más sostenible, al igual que el del turismo y el de la economía en su conjunto. Las empresas están realizando inversiones que contribuyen a ello, al mismo tiempo que les ayudan a mantener y mejorar su rentabilidad. La incorporación y extensión del uso de criterios ASG a lo largo de todo el sector es un claro indicativo de hacia dónde se están moviendo las compañías hoteleras. Y nuestro informe aspira a certificar estos avances año tras año y a medir su ritmo de consecución.

El informe Indicadores de la triple sostenibilidad de los hoteles españoles, 2023 se encuentra disponible para su descarga en la web.

 

David Uclés Aguilera

Área de comunicación en Grupo Cajamar