“En un lugar de La Mancha de cuyo nombre no quiero acordarme no ha mucho tiempo que vivía un hidalgo de los de lanza en astillero, adarga antigua, rocín flaco y galgo corredor”. Así empieza El Quijote. La Novela con mayúsculas. La obra cumbre de la Literatura universal. Obra de Miguel de Cervantes.
Tan solo el insigne William Shakespeare se encuentra a su par en este parnaso literario de todos los tiempos. La importancia de Cervantes y de su obra magna, El Quijote, radica precisamente en este consenso histórico que perdura a lo largo de todos los siglos. Y que impregna la educación de todos los alumnos y de las alumnas de cualquier país del mundo.
Porque, la figura eterna de El Manco de Lepanto, sobrenombre de Miguel de Cervantes, se estudia, explica y disfruta desde hace décadas y siglos en todas las aulas que en el mundo son y han sido.
Don Quijote, la primera novela moderna
Miguel de Cervantes Saavedra (Alcalá de Henares, 29 de septiembre de 1547-Madrid, 22 de abril de 1616) fue un soldado, novelista, poeta y dramaturgo español. Está considerado la máxima figura de la literatura española.
Y es universalmente conocido por haber escrito El ingenioso Hidalgo don Quijote de la Mancha (conocida habitualmente como El Quijote), que muchos críticos han descrito como la primera novela moderna y una de las mejores obras de la literatura universal. Además de ser el libro más editado y traducido de la historia, solo superado por la Biblia. Se le ha dado el sobrenombre de “Príncipe de los Ingenios”.
Es la primera obra genuinamente desmitificadora de la tradición caballeresca y cortés por su tratamiento burlesco. Representa la primera novela moderna y la primera polifónica; como tal, ejerció un enorme influjo en toda la narrativa europea.
Una sátira de las novelas de caballería
Por considerarse “el mejor trabajo literario jamás escrito”, encabezó la lista de las mejores obras literarias de la historia, que se estableció con las votaciones de cien grandes escritores de 54 nacionalidades a petición del Club Noruego del Libro en 2002. Y fue la única excepción en el estricto orden alfabético que se había dispuesto.
En efecto, la importancia de Don Quijote de la Mancha en la Literatura radica, entre otras cosas, en que satirizó un modelo de literatura que se empleaba desde hacía muchísimos años, las novelas de caballería. Convirtiéndose además en la primera novela moderna y ejerciendo una influencia realmente importante en la narrativa europea posterior.
Cervantes vio en ésta su obra cumbre, la cual consiguió ensalzar su nombre por encima de muchos otros escritores de su época. Su propósito era claro: ridiculizar las novelas de caballería.
Para ello, creó la figura de un hidalgo que había enloquecido completamente tras leer miles de libros de caballería. Así, el aventurero y loco hidalgo se lanzó a la aventura basándose en los ideales caballerescos, satirizando todo lo que envolvía a este tipo de literatura tan arraigada y apreciada dentro de la sociedad de la Edad Media.
Una novela polifónica
Asimismo, cuando se dice que Don Quijote de la Mancha es la primera novela polifónica de la literatura, significa que Cervantes interpretó la realidad desde varios puntos de vista, no únicamente desde el mismo.
De esta manera consigue que la misma realidad sea compleja. Y logra inculcar su creencia firme de que la novela moderna debe ser una mezcla entre todos los géneros y la parodia de los mismos.
La importancia de Don Quijote de la Mancha se hace latente al observar que es una de las obras más reeditadas y traducidas del mundo, convirtiéndose no sólo en una obra cumbre de la literatura española, sino en una obra importantísima dentro de la literatura universal.
Don Quijote supuso pues un antes y un después, un modelo de literatura diferente, creativa e ingeniosa. Un ejemplo de costumbrismo que ha sabido mantenerse más de 400 años intacta. Siendo, hoy por hoy, estudiada en un sinfín de países diferentes y convirtiéndose en el referente de autores realmente destacados de la literatura universal.
Don Quijote, la sátira de toda una época
Toda Europa leyó Don Quijote como una sátira. Los ingleses, desde 1612 en la traducción de Thomas Shelton. Los franceses, desde 1614 gracias a la versión de César Oudin, aunque en 1608 ya se había traducido el relato El curioso impertinente. Los italianos desde 1622, los alemanes desde 1648 y los holandeses desde 1657, en la primera edición ilustrada. La comicidad de las situaciones prevalecía sobre la sensatez de muchos parlamentos.
La interpretación dominante en el siglo XVIII fue la didáctica: el libro era una sátira de diversos defectos de la sociedad y, sobre todo, pretendía corregir el gusto estragado por los libros de caballerías.
Junto a estas opiniones, estaban las que veían en la obra un libro cómico de entretenimiento sin mayor trascendencia. La Ilustración se empeñó en realizar las primeras ediciones críticas de la obra.
La más sobresaliente no fue precisamente obra de españoles, sino de ingleses: la magnífica de John Bowle, que avergonzó a todos los españoles que presumían de cervantistas. Y así, fue creciendo hasta llegar a nuestros días. Vale.
Por cierto, la primera y la última frase de este artículo corresponden a la primera y a la última frase de El Quijote:
- La primera es la celebérrima “En un lugar de La Mancha de cuyo nombre no quiero acordarme”. Aunque es cierto que la segunda parte de la primera frase nadie se la sabe. Se trata de “no ha mucho tiempo que vivía un hidalgo de los de lanza en astillero, adarga antigua, rocín flaco y galgo corredor”.
- Y la última frase de El Quijote, prácticamente desconocida, es un escueto “Vale”.