La felicidad es el objetivo fundamental de todas las personas en esta vida. La búsqueda de la felicidad y la satisfacción de obtenerla nos produce cantidades ingentes de energía positiva. La cuestión es descubrir qué nos produce felicidad, cómo conseguirla y cómo se valora.
Para saberlo nada mejor que recurrir a la tradición. Cuenta la vieja historia convertida en canción mil veces soñada que “tres cosas hay en la vida, salud, dinero y amor”. El problema que es cuestión de deseo es la satisfacción de estas tres premisas mencionadas, porque, científicamente, nunca se ha podido demostrar que la salud aporte una felicidad duradera. Como tampoco al revés, es decir, que la falta de salud implique infelicidad completa.
De igual forma, aunque parezca increíble, tampoco el dinero aporta de forma automática la felicidad. Y, de hecho, se puede ser completamente feliz sin tener cantidades de dinero abundantes.
Amor y felicidad
Pero con el amor hemos topado. Sí está comprobado que el amor está directamente relacionado con mayores niveles de satisfacción subjetiva y, en consecuencia, con la felicidad. Y del amor al cariño. Según una investigación publicada en el ‘Journal of Personality and Social Psychology’, “las personas son más felices con los amigos que con la familia o la pareja. La explicación a este elevado bienestar cuando se comparte tiempo con la pandilla, se debe a lo que hacemos, no con quién, tal y como explica Nathan Hudson, profesor de Psicología de la Universidad Metodista del Sur (SMU), EE.UU”.
«Nuestro estudio sugiere que esto no tiene que ver con la naturaleza fundamental de las relaciones entre familiares y amigos -señala Hudson-. Cuando controlamos estadísticamente las actividades, la ‘mera presencia’ de niños, parejas románticas y amigos predijo niveles similares de felicidad. Por lo tanto, este documento proporciona una visión optimista de la familia y sugiere que las personas disfrutan genuinamente de sus parejas románticas e hijos«.
Más de 400 personas han participado en este estudio en el que se les pidió que pensaran en momentos con sus amigos o familiares, identificaran la actividad que hicieron juntos y la calificaran en función de los sentimientos que experimentaron: felices, satisfechos y con un sentido de significado. Cada emoción tenía que ser calificada de 0 (casi nunca) a 6 (casi siempre).
Una fórmula para saber de tu amistad y de tu felicidad
Hay, incluso, una fórmula para conocer sobre tu nivel de amistad y su relación con la felicidad. Se llama el test de Burt. Consiste en preguntarse lo siguiente: ¿A cuántos amigos podrías contarle un problema importante? Si son más de seis, ya sabes, tienes más probabilidades de ser feliz.
De esta forma, a más amistad, más felicidad, puedes seguir los siguientes consejos. Por ejemplo, revisa tu agenda y piensa ¿cuánto tiempo dedicas a los amigos? Si crees que es insuficiente, traza un plan de acción para estar más cerca de ellos.
También puedes sorprender con algo bonito a un amigo: un regalo, una llamada, una visita… es una receta para sentirte también tú bien.