Es una realidad que el efectivo cada vez se usará menos, pero… ¿hasta desaparecer? Investigando mucho por la red, encuentras opiniones de todo tipo, unas más futuristas y otras más pragmáticas, basadas mucho en la relatividad de la velocidad de la tecnología y más que ésta, en la velocidad de adaptación de la sociedad, donde se deja patente que la tecnología “estira” la diversidad de hábitos, se multiplican las opciones que más se adaptan a cada uno para su día a día, y donde siguen existiendo opciones para los más conservadores, y por supuesto satisface a los tecnológicamente más inquietos.
Lo que está claro es una cosa, las aplicaciones triunfan si la fintech de turno es capaz de conseguir que el público adquiera su producto como un “complemento diario”, estos productos se encuentran a cientos y solo unos cuantos llegan para quedarse. Precisamente, basándonos en esa diversidad de hábitos, sabemos que es muy difícil que el efectivo desaparezca, para nada, aunque es cierto que su uso será cada vez menor.
En algún artículo se comenta que un mundo sin efectivo abriría la brecha social, ya que el papel moneda da poder a quien lo posee, sin condicionantes de ningún tipo. Otro aspecto que hará que el efectivo no desaparezca, a pesar del interés de los gobiernos (como no podría ser de otra forma), es la falta de trazabilidad del mismo que tanto están trabajando las autoridades para prevenir cualquier tipo de blanqueo y usando, como no, el tan nombrado Big Data.
Aunque parezca futurista (cada vez menos), no podemos dejar de echarle un vistazo a la irrupción de nuevos tipos de criptomonedas, cuyo éxito dependerá de lo fácil que nos lo pongan para su uso. Para empezar, ya tenemos varios cajeros en España (además de 4.000 puntos, según la red bitnovo) que te permite cambiar efectivo por bitcoin, “materializando” en un cupón que se podrá usar en transacciones con esta criptomoneda ¡y sin necesidad de registrarse! Según anuncian.
Con este panorama está claro que hay que replantearse la inversión en máquinas que cuya función principal sea el manejo de efectivo. Dicho planteamiento no es fácil de calcular, ya que hay que contemplar cifras de evolución incierta, aun intuyendo la tendencia, como pueden ser
la cantidad de reintegros e ingresos, sin perder de vista el resto de operaciones que puede hacer un cajero Full Equipe, y que fácilmente se podrían realizar también por un terminal que no maneje efectivo. Esto haría que el “hierro” fuera más barato, así que la idea sería compensar la distribución de dichas operaciones en distintos tipos de máquinas. Esto nos lleva a pensar en ofrecer terminales de autoservicio que no gestione efectivo y que, junto con terminales que si lo hagan, sean capaces de dar cobertura a la demanda de operaciones de los clientes. Y ahora bien, si dichas operaciones se pueden hacer por un terminal que sólo necesita una pantalla táctil y una conexión solvente ¿para qué tendría que ir un cliente al punto de autoservicio que no sea para adquirir efectivo? Y vuelta a empezar.
Según algunos expertos en la materia de cajeros, hay que reconvertirlos para que ofrezcan servicios de asesoramiento y contratación vía videoconferencia, lo que nos abocaría a contemplar otro tipo de máquina más avanzada (y cara) que las actuales, pero que no despeja
la cuestión planteada antes. Como clientes, ¿qué nos haría acudir a un punto de autoservicio a hacer una operación vía video conferencia, pudiéndolo hacer en casa/trabajo con una tablet o pc?
Todas estas reflexiones e incógnitas nos dificulta el pronosticar y prever la cantidad de cajeros (según el concepto que hoy tenemos de los mismos) en un plazo de 10 años, y por intuición, inercia, o como se quiera decir, se puede predecir:
- Los cajeros se seguirán usando más y de forma más intensiva durante los próximos 5
años debido al gran impulso que están dando las entidades al autoservicio. - Hay que plantearse desde ya, las formas de autenticarse el cliente en los mismos, ya
que también se adivina incierto, de alguna manera, el futuro de las tarjetas físicas. - Por este motivo, hay que implementarle módulos de biometría, servicios de
conexión/autenticación con el móvil del cliente, etc.