La enseñanza para la era digital no es una cuestión del futuro. Es una preocupación del presente. Es decir, no es una opción, es una completa necesidad. Las cifras lo dicen todo. Se consumen a través del teléfono móvil productos, servicios y cultura. Pero también se crea a través del entorno digital. La pandemia ha acelerado este proceso y hay que ser conscientes de que la enseñanza para la era digital comienza hoy. Ahora mismo.
La educación digital supone la inmersión en los avances de la tecnología para el proceso de enseñanza y aprendizaje de conocimientos. Por esta razón, el uso de dispositivos digitales de todo tipo -ordenadores de mesa, portátiles, tabletas y teléfonos inteligentes o smartphones-, es completamente necesario. Como antes lo eran la pizarra, el cuaderno y el lápiz.
De hecho, la Unión Europea, en sus planes educativos, entiende que hay que incorporar a los colegios y a los institutos contenidos y recursos digitales para que el aprendizaje sea más eficaz y eficiente.
La educación digital no debe entenderse nunca como una mera integración de dispositivos y herramientas digitales, sino como una transformación educativa para la mejora del aprendizaje.
Claves para la mejora de la enseñanza
La clave de la educación digital consiste en preguntarse cómo y para qué educamos. Así que el cambio es radical y parte de la pedagogía y unos objetivos claros. Por ejemplo, los siguientes.
- Hay que dejar de tener el foco en los contenidos para tenerlo en las competencias.
- Hay que ir olvidándonos de una enseñanza regulada para personalizarla en cada estudiante según sus intereses y habilidades.
- Dejemos de lado la reproducción y abracemos la creación.
- El seguimiento del avance debe ser siempre del profesorado, pero hay que evolucionar y pasar del control a que el alumno ejerza su propia responsabilidad en la evolución.
- Terminemos con las evaluaciones finalistas, con las notas. Evaluemos los conocimientos adquiridos.
También hay en el proceso de la enseñanza en la era digital una gran responsabilidad que recae directamente en los padres y madres. Estas son 5 claves que debemos cuidar:
- El ejemplo siempre es educativo. El progenitor debe ser el primero en entender el funcionamiento de la tecnología y sus alcances.
- Disponer de un espacio familiar digital. Sirve para compartir actividades digitales como ver vídeos, películas, jugar, aprender.
- Conocer los intereses digitales de nuestra prole. Tenemos que conocer sus gustos, dónde navegan, qué videojuegos les parecen mejores, cómo usan las redes sociales. Es su nueva pandilla digital.
- Los horarios molan. La adjudicación de un horario para el consumo de tecnología también es importante.
- El control siempre es necesario. Hacer uso de los programas de control parental para evitar que se encuentren contenidos inadecuados para su edad.