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Los vinilos, que en los años ochenta era una palabra pomposa, quizá con un punto cursi, pasaron de costar trescientas pesetas hasta casi ochocientas. Es decir, y con la moneda actual, de dos euros a cinco euros. 

Esta era la manera como se llamaba a los discos o, en plan más moderno, los ‘elepés’, de la traducción literal al español de las siglas inglesas LP, que significa long play, es decir, larga duración. A diferencia de los ‘singles’, otros vinilos que solamente llevaban dos canciones, una por cada cara, reservadas para ser carne de número uno en ventas.

Los vinilos que, en la década de los noventa, amedrentados por las nuevas tecnologías, desalojaron anaqueles para ver cómo los cedés, los compact disc, les sustituían. Sin reproches. Pero, también, los vinilos, que cruzaron el cambio de siglo en silencio para estar llenos de canciones y, hoy en día, seguir existiendo.

El auge del vinilo en la música actual

Los vinilos, en suma, que nunca desaparecieron, que nunca se fueron, que resistieron y que, albricias, hoy en día se han hecho un hueco en el mercado. Porque, según Deloitte, el mercado de la música en formato vinilo continúa creciendo hasta alcanzar un volumen de 1.000 millones de dólares, en datos referidos al año 2017.

Así lo indica en el ‘Informe de Predicciones sobre Tecnología, Medios y Telecomunicaciones 2017‘, en el que señala que pese a tratarse, a priori, de un producto para «nostálgicos» que parecía condenado al olvido podría llegar a suponer unas ventas de más de 40 millones de discos este año.

El vinilo podría generar entre un 15% y un 18% del total de ingresos de la venta de la música en formato físico, que se espera que sean de entre 5.000 y 5.500 millones de dólares. Y el 6% del total de ingresos por la venta de música de 2017, que se esperaba que fuera de 15.000 millones de dólares.   

El auge del vinilo es, por tanto, imparable y constante, como bien recoge el diario El País en un artículo que indica las razones del renacimiento del vinilo: “Hipsters, melómanos, esnobs y nostálgicos, en general, han repuesto las agujas y han vuelto a girar al plato negro«.

Desde hace 12 años, el mercado no para de crecer. En 2017 se vendieron más de 42,3 millones de nuevos discos de vinilo en todo el mundo. Lo que supone un 36,6% más que en 2016, según las cifras de la Federación Internacional de la Industria Fonográfica (IFPI, por sus siglas en inglés).

De hecho, se está produciendo un fenómeno singular. Algunos usuarios están comprando copias que habían adquirido cuando eran niños o adolescentes, que luego fueron olvidadas y reemplazadas, primero por CD y después por el MP3,

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