Muchas personas pierden el tiempo buscando la suerte con el fin de tener éxito. Sin embargo, lo que deberían hacer es trabajar por tratar de conseguir el éxito y la suerte llegará sola.
Para esto, lo primero es tener clara la definición de éxito. Se trata de un término que puede representar una cosa muy diferente para cada persona.
El tío Onofre me enseñó que el éxito no es más que conseguir aquello que te propones. Cada uno debe fijarse sus propias metas y valorar el esfuerzo que requieren. Se puede decir que tener éxito es encontrar la felicidad porque todas aquellas personas que tienen éxito en todo aquello que se proponen, consiguen la felicidad.
El éxito está en los detalles
Para mí, la felicidad no es un objetivo como tal puesto que la felicidad no se encuentra en ningún sitio, ni se alcanza a través de medios materiales. La felicidad no es la meta sino el camino. Y se compone de los pequeños retos que te propones en la vida.
El tío Onofre me enseñó a valorar que el éxito se encuentra en los pequeños detalles. Aquellos pequeños retos que nos ponemos día a día y que nos permiten coger confianza en nosotros mismos ya que a medida que los vamos consiguiendo, van subiendo en cuanto al nivel de dificultad.
Muchas personas se sienten infelices por qué no han sido capaces de cumplir sus objetivos. También es verdad que algunas veces nos ponemos objetivos un tanto inalcanzables. Esto siempre hará que sintamos una cierta frustración. Por lo tanto, mi recomendación es que antes de empezar a buscar la felicidad, te plantees cuales son los objetivos que quieres obtener.
Objetivos Smart
Muchos manuales hablan acerca de que los objetivos deben ser SMART (en castellano sería algo así como Marte: medibles, acotados en el tiempo, realistas, temporales y específicos)
Pongamos un ejemplo que siempre aclara los conceptos e ideas. Muchas personas se proponen como objetivo adelgazar. Esto en sí no es un objetivo sino un pensamiento/sueño.
Para transformarlo en un objetivo es necesario plantearse un reto como: perder dos kilos en los próximos tres meses, comiendo un poquito menos, de una forma saludable y sana, al mismo tiempo practicando ejercicio.
El problema radica en que no se enseña a ponernos objetivos, diarios, semanales, mensuales, anuales y a medio y largo plazo. Y lo más importante es que todos estos objetivos deben de estar todos alineados.
Cuando no somos capaces de conseguir algún objetivo terminamos frustrándonos, desesperándonos, estresándonos puesto que la situación en la que nos encontramos y la que esperábamos encontrar son muy distintas.
Esfuerzo, clave del éxito
El tío Onofre lo tenía muy claro. También es verdad que siempre tuvo claro que lo más importante para conseguir un objetivo es el esfuerzo. Muchas veces nos olvidamos de que en el diccionario la palabra éxito viene después de la palabra esfuerzo.
En la sociedad actual, donde todo es instantáneo y todo parece estar acelerado, nosotros deseamos tener éxito también de una forma rápida. Y las cosas necesitan su tiempo. Hace falta tener paciencia para esperar el momento más adecuado.
Cuando no conseguimos algo siempre miramos al exterior para buscar culpables y casi nunca miramos hacia a nosotros mismos. Lo cierto es que seguramente hemos sido incapaces de ponernos un objetivo adecuado a los recursos o a la cantidad esfuerzo que hemos previsto dedicar.
La vida está llena de ejemplos donde se demuestra que casi todo es posible. Un ejemplo puede ser: “El madrileño David Rivas ha alcanzado su gran meta personal: desplazarse en coche y con total libertad a pesar de no tener brazos (primer conductor europeo con carnet sin brazos”. El tío Onofre me eseñó que lo imposible es lo que nadie ha hecho todavía y por eso yo debería de intentarlo.
Si tienes claro que tienes las ganas suficientes para no abandonar durante el camino, tarde o temprano lo conseguirás. Lo difícil en esta vida no es empezar, sino mantener la constancia del esfuerzo.