Es momento de la cuarta de la vocales, la letra mas redonda, la “O” de ojo, oso, ola, oveja, ….
Su equivalencia en el mundo profesional es la “O” de los OBJETIVOS. ¿Cuales son tus objetivos? o eres de los que se levanta todos los días “a ver que pasa”?.
¿Tienes objetivos a corto, medio y largo plazo? Son muchas personas las que te contestan afirmativamente ante la pregunta anterior, pero cuando profundizas un poco y pides que te los describan, compruebas que no son realmente objetivos, son sueños.
La diferencia entre un sueño y una meta, es la fecha en la que quieres materializar tu sueño. Toda meta necesita de objetivos, estos a su vez en función de su complejidad pueden necesitar de subobjetivos.
Vamos a poner un ejemplo: Mi objetivo es adelgazar. Como puedes ver, esto es más un sueño que un objetivo, para convertirlo en objetivo debería ser algo así: Voy a adelgazar 3 kilos en 2 meses comiendo más verdura y eliminando los dulces, así como caminar todos los días 7 kilómetros.
Un buen objetivo debe cumplir el siguiente filtro (del acróstico MARTE): Medible, Alcanzable, Realista, Temporal y Específico.
• M de “Medibles”. Debemos establecer una métrica para poder comprobar el nivel de cumplimiento del objetivo. ¿Qué indicador, lo más específico posible, vas a emplear para saber en qué grado has alcanzado ese objetivo?. Te permitirá saber si te estás acercando a su cumplimiento o si debes aplicar las oportunas correcciones en caso de que no sea así.
• A de “Alcanzables”. Para poder facilitar el compromiso de lograrlos ¿Ese objetivo está dentro de tus posibilidades reales? Por mucho que lo desees te será muy complejo viajar a Mercurio.
• R de “Retadores”. Para que nos esforcemos en alcanzarlos. Deben servir como elementos motivadores para el logro de los mismos. Debemos confirmar nuestro compromiso por la consecución de los mismos. Tu objetivo ha de suponer un aprendizaje para ti, hacer las cosas de manera diferente o explorar tu zona de expansión. Es más fácil no enfrentar retos, pero sólo crecerás y madurarás asumiéndolos.
• T de “Temporales”. Los objetivos deben estar calendarizados y acotados en el tiempo. Debe estar definido cuándo deben ser alcanzados. ¿Cuándo los quieres hechos realidad?. Tienes que hacer una previsión realista: ni tan pronto, que te agobie, ni tan tarde, que deje de ser inspirador o te aporte valor en este momento de tu vida.
• E de “Específicos”. Los objetivos deben ser concretos, evitar la generalidad o la ambigüedad donde no sabemos a qué nos estamos refiriendo. Deben ser tangibles. Cuanto más detallados, mejor. Si te planteas como objetivo ser feliz, estarás ante un deseo universal con tantas maneras de vivirlo como personas hay en el mundo.
Un alto nivel de detalle en la definición del objetivo, además, también te ayudará a concretar mejor la M del principio.
Una vez que te has puesto el objetivo, este requiere de DISCIPLINA Y ESFUERZO por tu parte. ¿Cuantas veces has buscado excusas para no cumplir tu propio compromiso contigo mismo?.
Con la “O” también tenemos una palabra que es imprescindible para alcanzar el éxito: «OPTIMISMO». Según la RAE es: “Propensión a ver y juzgar las cosas en su aspecto más favorable”. Vemos que es una actitud a la hora de enfrentarnos a un reto o problema, …. El OPTIMISTA siempre tiene un plan, el PESIMISTA siempre tiene una excusa. Ser OPTIMISTA conlleva a la acción.
Otra palabra fundamental con la “O” en el mundo profesional es «OBSERVAR», fíjate con detalle en aquello que anhelas, OBSERVA aquello a los que admiras, OBSERVA a aquellos que han tenido éxito, OBSERVA a los más pequeños que son maestros en la generación de OPTIMISMO con aquello que se ponen a realizar.
ORGANIZA tus OBJETIVOS, ORDENA tus prioridades y OBLÍGATE a ti mismo a cumplirlos.