Cuando acaba el verano y llega septiembre, en mi caso, me recuerda el olor a plástico, material del que se forraban los libros de texto… (yo fui de los de la EGB), en septiembre comenzó un nuevo curso escolar y con él se abren las puertas de un mundo nuevo que nos invita a ser explorado.
Se convierte en imprescindible comenzar por el principio, parece una “perogrullada” pero me doy cuenta de que muchos profesionales fracasan por saltarse lo básico aunque parezca obvio, y que mejor que empezar por las vocales (a,e,i,o,u); esas cinco letras que son las primeras que aprendemos, son fundamentales para nuestro lenguaje y comunicación, con ellas construimos las palabras que los profesionales utilizamos todos los días en nuestro trabajo y que yo mismo estoy utilizando en este texto.
Te propongo que repasemos juntos el contenido de estas cinco letras
No debemos olvidar el contenido de estas cinco vocales, te propongo que las evolucionemos un poco para introducirlas en un contexto profesional y que las aprendamos con nuevos significados.
La “a” ya no es solo avión, árbol o abeja. La “a” es la ACTITUD, eso que marca grandes diferencias entre los profesionales de hoy en día. Sin embargo, y si miras hacia atrás desde los primeros años de colegio, tus profesores se afanan en cultivar tu APTITUD. La aptitud es la cualidad por lo que te contrataban hace años las empresas, pero esto ha cambiado y sin embargo a las niñas y niños de hoy en día se les sigue enseñando de igual manera; y cuando entras en el mundo profesional descubres que nadie te explicó que te despiden por tu ACTITUD.
Con una ACTITUD fantástica podrás tener una Aptitud muy fantástica, pero no hay garantía de lo contrario. La Aptitud podríamos relacionarla con el conocimiento, y este, en la actualidad, es demasiado perecedero, el mundo evoluciona muy rápido; y la pregunta que te estarás haciendo ahora es ¿dónde me enseñaron la ACTITUD?, ¿dónde se puede aprender?…
La ACTITUD tienes que buscarla dentro de ti, todos tenemos cantidades ilimitadas de este valor, solo eres tú quien puede decidir ponerla al servicio de tus objetivos, y por tanto solo tú puedes hacer que los demás la descubran. La actitud no se cuenta, la actitud se demuestra.
La ACTITUD está asociada con otra palabra fundamental para encontrar el éxito, la ACCIÓN. No hay ACTITUD si automáticamente no se ve la ACCIÓN.
Buena semana de ACCIÓN. Nos leemos con la «e» en próximas entradas…