La navegación por las páginas web es hoy en día tan habitual como desayunar o utilizar el transporte público. Cuando desayunamos, sabemos que los ingredientes y alimentos que utilizamos son seguros y convenientes para nuestra salud. Desde el café a la leche, la fruta, el pan o el aceite y los embutidos.
Lo mismo ocurre con el transporte público. Los autobuses, el metro, los trenes de cercanías están sujetos a unos mecanismos de control para garantizar nuestra seguridad cuando los utilizamos. Por estas razones, y porque las utilizamos continuamente, las páginas web por las que navegamos tienen que ser seguras. Mejor dicho, tenemos que saber que son seguras.
¿Cómo saber si las webs por las que navegamos son seguras? Además, hay que estar en guardia, porque hay páginas web fraudulentas y timos de todo tipo para sacarnos los cuartos y arruinarnos, al menos, el día, si no es que tiene consecuencias muchísimo más graves.
Los expertos recuerdan que no todas las recomendaciones son definitivas, porque las estafas en internet también evolucionan a toda velocidad. Lo que sí es cierto es que establecer un protocolo para navegar en internet es al final una buena práctica de seguridad que puede ser de mucha ayuda.
1.- Comprobar la dirección
En la barra del navegador hay que fijarse siempre si la dirección es aquella a la que se desea acceder de verdad. En caso de que no sea así, no entres.
2.- Verificar si está cifrada la información que se intercambia
El usuario debe mirar al comienzo de la dirección web completa: una dirección que comienza por ‘http’ es menos segura que otra que lo haga por ‘https’. Los navegadores indican esa seguridad mostrando a la izquierda de la dirección de la página un candado que puede aparecer abierto o cerrado.
Si está abierto, la información que se intercambie con esa web puede ser visible para terceros. Mientras que un candado cerrado indica que la conexión está cifrada y que otra persona que esté conectada a la red (como un compañero de trabajo) no puede ver lo que se hace en ese ordenador. Además, el candado indica que se certifica que quien está detrás de la página web es quien dice ser.
3.- Hacer caso a la función de navegación segura
Google implantó la función de navegación segura para identificar los sitios web que no eran fiables y avisar así a los usuarios. Si al intentar entrar en una página aparece una ‘i‘ rodeada de un círculo quiere decir que otro usuario podría ver o cambiar la información que el usuario reciba o envíe a través de esa web. Si aparece un cierre de exclamación dentro de un triángulo rojo, Google recomienda que no se utilice esa página.
4.- Comprobar la información que ofrece
Si la web no tiene apartados de aviso legal, condiciones de compra y algún apartado con el epígrafe ‘quiénes somos‘ o similar’, que contenga datos acerca de la empresa responsable de la página, hay que sospechar porque deben tener visible la información relacionada con quién está detrás de la web y la relacionada con los derechos del consumidor, así como las formas aceptadas de pago. En caso de ser una tienda online debe indicar las condiciones de devolución de productos.