Si en algunas pizzerías se puede ver al cocinero amasando y lanzando al aire la masa para transmitir confianza al cliente y hacerle valorar más el producto que está comiendo, ¿por qué no adaptar esta misma idea a otros segmentos como la joyería, las pastelerías, las panaderías, las tiendas de zapatos, de velas, etc. para atraer al público a nuestro punto de venta?
Esta es la idea que desarrolló la tienda de caramelos Papa Bubble que preparaba de forma completamente artesanal y delante del público los productos de sus comercios. “Los caramelos son algo que todos hemos comido desde niños y que no sabemos cómo se hacen. Les explicamos todo el proceso de fabricación, que dura más de dos horas, y así valoran mucho mejor el producto final. No tenemos ningún secreto. El público ve las mezclas, los colores, el envase… La manipulación del caramelo es muy visual, se ven las masas de colores, enseñamos cómo hacemos las formas como una manzana dibujada dentro de un caramelo, un nombre o un logo”, nos explicaba su propietario Alejandro Siniawski.
La clave, para este tipo de acciones, es que las visitas terminen por convertirse en ventas reales. Siniawski nos aseguraba que el porcentaje es muy alto, en torno al 75% de las personas que entraban a la tienda a ver el proceso terminan comprando algo. “Es como un teatro. Nuestros actores son los empleados que hacen los caramelos y la gente, cuando entra y se queda una media de 15 o 20 minutos viendo el proceso, terminan comprando también porque valora más el producto y sienten ‘la obligación ética’ de comprar algo por ese trabajo que el dependiente ha realizado delante de ellos”.
El responsable de esta marca ha convertido, en definitiva, el acto de comprar caramelos en una experiencia que atrapa los sentidos del cliente: la vista, el gusto (dan a probar sus sabores extremos y raros, como kiwi, maracuyá, etc. en el acto), el olfato… “Nuestro público objetivo son los adultos, no los niños. Y la decoración de las tiendas se dirige a ellos. No utilizamos colores estridentes como violetas o verdes fosforitos que relacionarían nuestros caramelos con el concepto de chuches, sino grises, azules, negros… colores de adultos y que ayudan a dar esa imagen de caramelo de lujo”, comentaba Alejandro Siniawski.
Esta misma idea se puede aplicar, incluso, en procesos industriales más complejos, invitando a los clientes a participar en el proceso de producción en nuestras propias instalaciones. Una estrategia imprescindible para las empresas que venden productos de primerísima calidad, ya que es la forma de mostrar al cliente las cualidades reales de su oferta. Esta es la idea que están desarrollando los responsables de la empresa extremeña Naturvie, que buscaba difundir el conocimiento sobre el aceite de oliva y sus derivados, “para convertir su consumo en una experiencia sensorial”. Ya que sus producciones no se realizan de forma industrial (recogen la aceituna a mano y en una noche concreta, cuando está en su punto óptimo y la procesan inmediatamente después, de forma artesanal) resultaba fundamental implicar al cliente en el proceso de elaboración para que comprenda la dificultad y el valor añadido que aporta esta forma de fabricar el aceite de oliva, los patés, las mermeladas de aceitunas y otros de sus derivados para gourmets.
Generar comunidad
Con el boom de las redes sociales todas las empresas sueñan con crear comunidades de internautas en torno a sus marcas y convertirlos en fans. Pero seamos francos, no es una tarea fácil. Además de grandes dosis de creatividad, se necesita tiempo para que el efecto recomendación vaya ensanchando la red. Otra clave está en combinar las relaciones virtuales de la comunidad con acciones presenciales entre sus integrantes y la empresa. Por ejemplo, las zapatillas Munich se convirtieron en una marca de culto con su estrategia 2.0. ¿Cómo lo hizo? Permitiendo a los clientes diseñar ellos mismos los colores y modelos de las zapatillas que querían comprar (siempre en torno al diseño que las hace completamente identificables) y aprovechar el interés de los fans por sus productos haciéndoles sentir especiales con acciones como, por ejemplo, ofertas privadas en su propia sede para desprenderse del stock.
No crear vinculaciones injustificadas
Algunas compañías de telecomunicaciones nos han acostumbrado a regalarnos terminales y routers a cambio de un tiempo de permanencia para…
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