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En los últimos años se ha producido un aumento lineal en la esperanza de vida de los países industrializados. La predicciones de la Organización Mundial de la Salud (OMS) indican que cada década aumenta la expectativa de vida en aproximadamente 2,3 años, lo que permitirá que hacia el año 2040 no sea raro alcanzar los 120 años de vida, el límite que se considera el techo de vida para la especie humana . Sin embargo y a pesar que cada vez se vive más, y se retrasa la edad de morir, el momento cronológico de enfermar no ha cambiado, es decir que nos ponemos enfermos a la misma edad. A consecuencia de ello cada vez hay más población anciana enferma, con lo que ello implica, un fracaso de los sistemas de prevención y un mayor coste del sistema sanitario para atender a los ancianos enfermos.

En este sentido en la última década ha crecido el interés en estudiar el papel del estilo de vida, y especialmente la alimentación, como elemento clave modulador de aquellos procesos que están íntimamente relacionados con el proceso de envejecer, como son el estrés oxidativo, la inflamación, el sistema inmune, etc, y que provocan la senescencia de nuestras células y tejidos, así como de nuestros órganos vitales. En esta línea, el profesor Alexander Leaf, reputado investigador y médico de la Universidad de Harvard, en su libro titulado Youth in Old Age destacaba la importancia de establecer unos buenos hábitos alimentarios ya en las primeras etapas de la vida. De forma anecdótica, señala uno de los sabios consejos que recibió de una habitante de la región de Abcasia, que comentaba que todas las mañanas desde que era niña caminaba montaña abajo para bañarse en las heladas aguas de los rápidos arroyos de montaña. Después se vestía, subía de vuelta a casa, y se alimentaba de fruta y verduras frescas, con grandes cantidades de ajo, con muy poca carne, agua de manantiales para cocinar y beber y pequeñas cantidades de vino tinto. Y lo más interesante de esta historia es que a sus 104 años todavía lo seguía haciendo.

Esta anécdota viene a refrendar la importancia que juega el estilo de vida para promover un envejecimiento de calidad. Es interesante destacar que entre los abcasios, que es una de las poblaciones más longevas del Cáucaso, nunca utilizan el término o el concepto de «viejo». En su lugar, hablan de gente «de larga vida». La diferencia aunque sea solo de matiz es notable, ya que se desplaza la importancia hacia algo positivo, y la edad, se considera como un logro que los demás respetan y es fuente de orgullo en su cultura. A lo largo de este artículo analizaremos cuáles son las enfermedades crónicas asociadas al envejecimiento y los mecanismos que subyacen en las mismas. Además analizaremos el papel de la nutrición como modulador de dicho proceso, y cuál es el modelo de alimentación más adecuado para favorecer un envejecimiento saludable.

Introducción al articulo CÓMO ALIMENTARSE PARA ENVEJECER CON SALUD escrito por Antonio García Ríos y Pablo Pérez Martínez para el Mediterraneo Economico nº 18.

 

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