Los wearables son unos dispositivos que ya fueron concebidos en la década de los años sesenta por el profesor Marshall McLuhan. Conviene echar la vista atrás y repasar lo que decía acerca de los medios de comunicación, la tecnología y el propio cuerpo humano:
- Somos lo que vemos.
- Formamos nuestras herramientas y luego éstas nos forman.
En esta línea, podría afirmarse que McLuhan veía en los medios y en la tecnología más agentes de posibilidad que de conciencia: así, los medios podrían compararse con caminos y canales, antes que con obras de valor artístico o modelos de conducta a seguir.
Es habitual que pensemos que los medios no son sino fuentes a través de las cuales recibimos información. Pero la concepción de McLuhan era que cualquier tecnología (todo medio) es una extensión de nuestro cuerpo, mente o ser.
Los medios tecnológicos son entendidos como herramientas que extienden las habilidades humanas, del mismo modo que una bicicleta o un automóvil son una extensión de nuestros pies… la computadora sería una extensión de nuestro sistema nervioso central.
De McLuhan a las Google Glass
En concreto, decía McLuhan en 1964: “Situando nuestros cuerpos físicos en el centro de nuestros sistemas nerviosos ampliados con la ayuda de los medios electrónicos, iniciamos una dinámica por la cual todas las categorías anteriores, que son meras extensiones de nuestro cuerpo, incluidas las ciudades, podrán traducirse en sistemas de información”.
Ya está listo y preparado para servir el corpus teórico que abre la puerta para que la tecnología esté pegada a nuestro cuerpo y que, además, mida lo que nosotros vemos que quiera medir.
Y como “somos lo que vemos”, el gigante Google sacó al mercado las Google Glass, quizá el primer wearable como tal que llegó directo al mercado y al consumidor.
En 2013, hace tan solo tres años, ya se escribía que “se trata de un nuevo producto tecnologico wearable (tecnología de vestir) al igual que los smartwatch”. Técnicamente, son unas “gafas inteligentes de realidad aumentada” con las que la compañía estadounidense pretendía cambiar la forma en que interactuamos con nuestro teléfono móvil.
Aunque se denominan gafas, y en gran medida lo parecen debido a la forma en que las llevaríamos puestas, este nuevo dispositivo wearable no son unas gafas en sentido estricto, si no que consiste en una pequeña pantalla provista también de una cámara y sujeta a nuestro rostro mediante un sistema similar al de una montura de unas gafas normales.
Básicamente, Google Glass no es si no otra forma de ver y hacer todo aquello que ya hacemos en nuestro smartphone.
Wearables para controlar nuestra actividad
Tras McLuhan y las Google Glass, ya tenemos todo preparado para que explote la moda de los wearables, donde la traducción más exacta es “artículos vestibles”, es decir, dispositivos que van incorporados en la ropa o en los complementos.
Hoy en día las nuevas tecnologías están muy presentes en la vida cotidiana. Es raro no ver a alguien con un smartphone o tablet en cualquier lugar. Pues ahora imagínalos completamente integrados en tu cuerpo.
El articulo en la revista científica divulgativa Muy Interesante explica que “con estos dispositivos tenemos acceso a un montón de herramientas tanto de ocio como de trabajo, sin contar, claro, con las de comunicación. Tenemos incorporado en un mismo aparato el correo electrónico, el teléfono, servicios de mensajería instantánea, cámara de fotos y hasta reproductor Mp3, GPS… “.
Y resalta que “otra ventaja de este tipo de innovadores dispositivos es que además de ofrecernos información sobre nuestra actividad, también interactúan con nosotros. Si por ejemplo realizamos ejercicio, además de mostrarnos nuestras pulsaciones, nos avisará si nuestro ritmo es demasiado alto. Otro buen ejemplo es cuando utilizamos nuestros dispositivos móviles como GPS, pues gracias a los wearables no hará falta mirar el mapa que muestra la pantalla, sino que ligeras vibraciones nos informará hacia dónde tenemos que girar”.
Apple Watch como segunda pantalla
De Google saltamos ahora hasta Apple. Y de las Google Glass hasta el Apple Watch, el dispositivo wearable que ha hecho que el gran público y los medios de comunicación se fijen en él.
Fue el año pasado, en 2015, y en este artículo se destaca en un decálogo todo lo que hay que saber sobre este artículo, el siguiente escalón en la moda wearable.
Destacamos que están concebidos como una extensión del smartphone (que lo es a su vez del cuerpo humano, como bien avanzó McLuhan): una segunda pantalla en la que poder consultar notificaciones y llevar a cabo tareas sencillas.
De esta forma no es necesario sacar el móvil cada dos por tres para mirar si ha llegado un mail o para contestar un whatsapp. Tampoco para pasar la canción que estamos escuchando o para saber cómo llegar a la parada de bus más cercana.
De hecho, incluso es posible contestar llamadas a través suyo. Su sensor de movimiento y de pulso también permiten controlar nuestro estado de salud y medir nuestros progresos con aplicaciones como Runtastic.
Además, el propio gadget avisa si pasas demasiado tiempo sentado, por ejemplo. EN suma, son perfectos dispositivos para usar… y llevar.