Tras un primer trimestre convulso, nuestra visión general para el mercado de renta fija se mantiene sin grandes variaciones respecto al inicio del año: vemos una normalización de los tipos de interés (que ya está en marcha en EE.UU y comenzará en Europa hacia la segunda mitad de 2019), pero muy
gradual y contenida, dejando los tipos de interés en niveles inferiores a los de otros ciclos económicos. Esto permitirá obtener rentabilidades positivas, pero moderadas durante este año.
¿Qué ha pasado en los mercados de renta fija?
La renta fija ha tenido un comportamiento dispar durante el primer trimestre del año 2018.
El año ha comenzado con las miradas puestas en la reforma fiscal de EE.UU, la mayor rebaja de impuestos en muchos años. El miedo en el mercado de bonos era que esta medida, muy positiva para las cuentas de resultados de las empresas, acabara creando una inflación mayor a la deseada (por encima del 2%) que hiciera subir los tipos de interés con mayor rapidez y en mayor cuantía que lo anticipado inicialmente por el mercado. Este temor se trasladó también a las bolsas.
La incertidumbre por una posible mayor inflación llevó al mercado a cotizar un aumento de rentabilidades en la curva de gobierno americana, pasando el 10 años del 2,4% al 2,8% (*). Como es habitual, la deuda europea de referencia, países core (Alemania, Francia…), replicó ese movimiento, aunque en menor medida, y en cambio en la deuda de gobiernos periféricos (España, Portugal e Italia) asistimos a un recorte de rentabilidades. El gobierno con mejor comportamiento ha sido España por la subida de rating en enero de la agencia Fitch de BBB+ a A- y después en marzo de S&P. La deuda con vencimiento 10 años ha pasado del 1,60% a 1,20%. El movimiento de Portugal y de Italia ha sido positivo también, con recortes en rentabilidades más reducidos.
En cambio el mercado de crédito, es decir, los bonos de empresas corporativas y financieras, ha tenido un mal comportamiento. Influido por las caídas de las bolsas, que cotizaron mal el temor a la mayor inflación primero y luego la guerra comercial que EE.UU ha iniciado con China, los diferenciales de crédito han aumentado con la consiguiente caída en los precios de los bonos corporativos y financieros.
¿Cómo lo vemos y qué hemos hecho?
El movimiento de la deuda pública de países periféricos ha beneficiado a nuestras carteras de renta fija pero no tanto como a otros fondos que estaban centrados casi exclusivamente en bonos de deuda pública y cuasi-soberanos.
Los tipos de la deuda pública siguen siendo, ahora todavía más, muy bajos y no vemos valor en este tipo de activos. Aun así, mantenemos nuestra posición en deuda soberana y similar (comunidades autónomas o deuda avalada por el estado), pero con un peso reducido sobre el total de cartera, porque funciona bien en escenarios de risk-off (cuando aumenta la volatilidad y la deuda pública actúa de refugio frente a otro tipo de activos). No descartamos volver a ver este tipo de escenarios en los próximos meses.
En cuanto al crédito vemos saludable este movimiento de ampliación de diferenciales porque ha situado las rentabilidades en niveles más altos y ha creado oportunidades de compra que hemos aprovechado para aumentar posiciones en bonos que nos gustan. Es cierto que hemos sufrido una bajada en el precio de los bonos que se ha notado en la evolución de los fondos pero la volatilidad en estos mercados es inevitable y solo hace falta tener un poco de paciencia.
(*) Recordemos que unos tipos de interés al alza y/o ampliación de los diferenciales significa bajada de los precios de los bonos y
caída del valor del fondo.