«Tu historia es (con)movedora«. Lo que se busca con ello es dar valor a archivos personales y familiares, hacerlos salir de sótanos y desvanes para compartir fragmentos de vida, instantes fijados en celuloide o bandas magnéticas que resuciten con emoción una existencia que ya pertenece al pasado.
Este es el lema de 2018 del Día Mundial del Patrimonio Audiovisual. Hay que saber que la Asamblea General de las Naciones Unidas cada año el 27 de octubre celebra el Día Mundial del Patrimonio Audiovisual.
Los documentos audiovisuales, tales como las películas, los programas de radio y televisión, y las grabaciones de audio y vídeo, son patrimonio de todos y contienen información clave de los siglos XX y XXI, que forman parte de nuestra historia e identidad cultural.
Una jornada para salvar historia y cultura
Las tecnologías audiovisuales ofrecieron nuevas vías para compartir el conocimiento y expresar la creatividad. Además, derribaron muchas de las barreras culturales, sociales y lingüísticas que impedían la difusión de la información, como el idioma o el grado de alfabetización.
Los documentos audiovisuales transformaron la sociedad y pasaron a complementar a los escritos. Pero desde la invención de la industria audiovisual incontables producciones de gran valor histórico y cultural han desaparecido.
Por este motivo, la UNESCO aprobó en 2005 la celebración del Día Mundial del Patrimonio Audiovisual, como mecanismo para concienciar al público sobre la necesidad de tomar medidas urgentes y reconocer la importancia de este tipo de documentos.
En esta línea, el Programa Memoria del Mundo también impulsa la valiosa labor de los profesionales que se dedican a la preservación y ayuda a gestionar los aspectos técnicos, políticos, sociales y financieros, entre otros, que amenazan la salvaguardia del patrimonio audiovisual.
«Descubrir, recordar y compartir»
Es el tema de la celebración de este año del Día Mundial del Patrimonio audiovisual. Audrey Azoulay, directora general de la UNESCO ha explicdo, con motivo de la celebración del Día Mundial del Patrimonio Audiovisual, que «el legado audiovisual constituye una parte significativa de nuestro patrimonio cultural. Imágenes y sonidos, preservados en películas, vídeos o grabaciones radiofónicas, hacen revivir nuestro pasado y fijan en nuestra memoria colectiva acontecimientos, escenas o situaciones que, sin esos materiales, se esfumarían en el olvido o no pervivirían más que de forma austera y desencarnada«.
Para Azoulay, el patrimonio audiovisual es no solo una fuente inestimable de saber, sino también un testimonio dinámico de nuestra diversidad social, cultural y lingüística. Esta memoria aún viva, indispensable para historiadores, científicos y simples ciudadanos que quieran indagar en lo que fue su pasado es, sin embargo, muy frágil. Está amenazada por la obsolescencia de las tecnologías y los soportes analógicos y por la escasa atención que se le suele prestar, sin olvidar que corre especial peligro en ciertos contextos sociopolíticos.
Por tal motivo, la UNESCO ha instaurado este Día Mundial: para sensibilizar a la opinión pública sobre la necesidad de salvaguardar el patrimonio audiovisual, respaldar a las instituciones que se ocupan de él y favorecer un mejor acceso a los archivos.
La UNESCO, por lo demás, promueve la digitalización de los archivos documentales. Y ha integrado ella misma numerosos elementos audiovisuales en su registro Memoria del Mundo:
- De las grabaciones de los conciertos de Aretha Franklin o Lionel Hampton en el Festival de jazz de Montreux,
- a los excepcionales documentales realizados a partir de los años cincuenta sobre la tribu de los Ju’hoansi del desierto de Kalahari (Namibia),
- pasando por los archivos de la Conferencia de Bandung.
En este Día Mundial hay muchísimas manifestaciones organizadas: la UNESCO te alienta a que participes en ellas, especialmente a través del hashtag #audiovisualheritage y contribuyas, con tus «historias (con)movedoras» a enriquecer el patrimonio audiovisual común.