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Vivimos bajo la amenaza del cambio climático, de la carestía del combustible con el que nos movemos en nuestros automóviles y con los precios de la energía eléctrica disparados. Dentro de este ecosistema de consumo, se agradecen las ideas para aportar soluciones. Es el caso de las viviendas denominadas pasivas, que permiten globalmente en su conjunto ahorrar energía.

El término vivienda pasiva tiene su origen el libro ‘Passive Solar Energy Book’, del autor Edward Mazria, ​publicado por primera vez en Estados Unidos en el año 1979. En esta obra, el autor plasma las consecuencias de reducir al máximo el uso de sistemas convencionales de calefacción y refrigeración en las viviendas, aprovechando las condiciones climáticas y la fuerza del sol de cada emplazamiento.

Entonces, el adjetivo “pasiva” se refiere a que la captación de energía, su almacenamiento y su distribución se realiza de forma autónoma, es decir, sin aportaciones de energía exterior.

Es un tipo de construcción o de casa en la que se utilizan los recursos de la arquitectura bioclimática combinados con una eficiencia energética muy superior a la construcción tradicional. Se trata de una construcción con un consumo energético muy bajo, y que ofrece durante todo el año una temperatura ambiente confortable sin la aplicación de la calefacción convencional.

Características de las casas pasivas

La arquitectura pasiva debe cumplir una serie de características para ser considerada como tal:

  • Excelente aislamiento térmico.
  • Ventanas y puertas de altas prestaciones. Las ventanas son responsables del 30 al 60% de las pérdidas de energía en edificios pequeños (por ejemplo, casas unifamiliares), por lo que tener ventanas con alto rendimiento térmico es clave para lograr el ahorro de energía. Las ventanas con mal aislamiento pueden hacer que los ocupantes del edificio se sientan poco confortables debido a las diferencias de temperatura cerca del cristal.
  • Ausencia de puentes térmicos, como ejes y esquinas que produzcan pérdidas o ganancias indeseadas de energía.
  • Ventilación mecánica con recuperación de calor, con lo que se aprovecha el calor generado por personas y electrodomésticos.
  • Estanqueidad al aire, es decir, impedimento de las corrientes de aire y una regeneración excesiva del mismo. El aislamiento no es eficaz si el aire puede fluir libremente a través del edificio. Los cambios de aire son una medida de cuántas veces se sustituye el aire dentro del edificio. La hermeticidad se mide durante una prueba de infiltraciones, que consiste en cerrar todas las ventanas y la instalación de un gran ventilador en la abertura de la puerta para meter o sacar aire a través de la casa y ver cuánto se filtra.

Ejemplos de casas pasivas

Construir actualmente un edificio sin criterios de eficiencia energética, significa realizarlo “antiguo” desde su origen y de escaso valor en pocos años. Actualmente la eficiencia energética en un edificio representa simplemente un valor añadido. En un futuro inminente será la norma. En estos dos enlaces tienes unos buenos ejemplos de casas pasivas:

 

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