El invierno es una estación peligrosa para conducir. Hace frío, hay viento, temporales, nieblas que disminuyen la visión en la carretera. Hay asimismo menos horas de luz y, además de las tormentas, hay lluvia y nieve y hielo. En consecuencia, en los meses fríos los conductores deben adaptar su estilo de conducción para mejorar la seguridad.
Un dato que refuerza la necesidad de prestar completa atención al volante en los meses de invierno es que alrededor del 30% de los fallecidos y de los heridos hospitalizados se producen en invierno. Las causas climatológicas que provocan más siniestros son la lluvia y la niebla.
Lo más importante es entonces comprobar que nuestro automóvil está preparado para el invierno. Estas son algunas de las claves que debes controlar:
- Revisar el nivel de líquidos (frenos, aceite, y dirección). El líquido anticongelante se ha de rellenar si es necesario, o cambiarlo si tiene más de dos años de antigüedad.
- Los neumáticos mejor si son de invierno, reducen el riesgo de accidente al poseer una mayor adherencia y reducir la distancia de frenada.
- Revisar la batería. Se ha de verificar el líquido y si está bajo, rellenarlo con agua destilada. Si la batería tiene más de tres años, es mejor reemplazarla.
- Comprobar que todas las luces funcionan. Además, los faros deben estar bien regulados y limpios para no entorpecer a otros conductores.
- Debemos llevar siempre el depósito de combustible lleno.
- Revisar las escobillas de los limpiaparabrisas. Han de limpiar a la perfección. Se recomienda añadir alcohol al depósito del agua para evitar su congelación.
- Si se ha de quedar el coche aparcado, ante la previsión de helada o nevada: levantaremos los limpiaparabrisas, taparemos las cerraduras con cinta adhesiva e insertaremos una marcha corta (primera o marcha atrás). Así se evita que las pastillas de freno se queden pegadas a los discos.
- Comprueba también que llevas la documentación contigo y que todo esté en orden, así como que no te olvidas de los elementos de seguridad adicionales, tales como los triángulos, los chalecos, la rueda de repuesto (si es el caso)…
- No está de más que lleves algún alimento, agua y/o refrescos en el coche, así como el depósito lleno y los teléfonos móviles con la batería cargada. Eso sí, mientras conduces, recuerda que el móvil no se usa. Incluso en invierno, no te dejes las gafas de sol en casa.
- Sé previsor o previsora en tus viajes: prepara la ruta de antemano y prográmala en el GPS si es necesario. Realiza paradas y descansos cada dos horas en áreas habilitadas para ello.
- Asegúrate de que todos los pasajeros lleven el cinturón de seguridad bien abrochado y que los niños viajen en sistemas de retención homologados y bien colocados.
- Si te encuentras con condiciones meteorológicas adversas, realiza una conducción suave, progresiva, procurando utilizar marchas largas, sin movimientos bruscos y adaptando tu velocidad a las condiciones que te encuentres.
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