Estas prepararando la comida. Una ensalada de tomate fresquita y unos espaguetis al pesto genovés. De postre, unas cerezas. Sales de la cocina, abres la puerta de tu balcón y rebuscas entre los macetones donde durante todo el año has creado tu propio huerto urbano. Piensas que la idea de crear este pequeño huerto urbano solo te ha traído ventajas.
Te agachas y escoges unos tomates de color rojo intenso. Piensas que la ensalada va a quedar especialmente sabrosa con tus propios tomates. Los limpiarás, los cortarás en finas rodajas y los aliñarás con aceite de oliva virgen extra y unos pellizcos de sal. Puedes añadirle un toque de esa pimienta negra que tu hermano te regaló tras su viaje a Vietnam. El primer plato ya está listo.
Para el segundo plato, la pasta al pesto genovés, has comprado unos piñones y una cuña de queso parmesano. Todavía en tu balcón, eliges con todo primor unas hojas de albahaca, verde intenso, con un aroma profundo. Mientras se cuece la pasta en ahua hirviendo, vas a machacar con energía esas mismas hojas de albahaca con los piñones y el queso.
Luego añadirás aceite al gusto para jugar con la densidad del resultado. Cuando esté la pasta en su punto, la escurres y viertes el majado. Verás que la pasta reacciona ante la albahaca combinada con los piñones, el queso y el aceite y de la emulsión del calor que encierran los espaguetis recién cocidos saldrá un plato sublime.
Finalmente, tomas de tu cerezo, que está plantado en la esquina de tu balcón, unas cerezas con ese color rojo pardo intenso. Las pruebas y te regocijas. Nunca hubieras pensado que podrías comer unas cerezas tuyas, de tu propio balcón, aquí, en mitad de la gran ciudad. Limpias las cerezas y las presentas en una bandeja de vidrio con pequeños cubitos de hielo, para que no pierdan la intensidad del color ni ganen calor con estas temperaturas veraniegas.
Ventajas de crear tu propio huerto urbano
Si te ha gustado el ejemplo, completamente real, te vamos a explicar ahora cómo puedes empezar a crear tu propio huerto urbano en tu balcón.
Las ventajas de cultivar tu propio huerto urbano son muchas y variadas. Para empezar, te permite tener un control total sobre los tratamientos, eliminas la huella ecológica, aumentas tu ingesta de fibra vegetal, haces ejercicio físico moderado, te hace más metódicos, fomentas el consumo de semillas ecológicas, te permite reciclar nuestros desperdicios alimentarios. Y, además, estas tres ventajas destacadas:
- Aumenta el autoconsumo: Cuando se asumen como un proyecto a largo plazo, pueden convertirse en una vía para el autoconsumo de alimentos.
- Salto de calidad en la relación con el medio ambiente: Conocemos de cerca los ciclos naturales de la tierra y las condiciones propias de nuestro entorno.
- Contagia la mentalidad sobre el desarrollo sostenible: Podemos multiplicar las prácticas sostenibles que algunas empresas u organizaciones ya ponen en marcha para conservar el medioambiente .