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Esta frase no es mía. Es de una de las mentes más brillantes y productivas de todos los tiempos, Albert Einstein.

La creatividad es un atributo poderoso que no solo nos ayuda a resolver problemas de manera innovadora (nos facilita pensar de forma diferente a como lo hacemos siempre). También nos impulsa y nos motiva a ver el mundo de manera diferente haciéndonos mentalmente más activos (aunque algunas veces de forma atípica).

El psicólogo e investigador de la creatividad Frank X. Barron demostró que la creatividad está informada por una gran cantidad de características intelectuales, emocionales, motivacionales y morales. Los rasgos comunes son:

  • La apertura a la vida interior.
  • Una preferencia por la complejidad y la ambigüedad.
  • La capacidad de extraer orden del caos.
  • Independencia.
  • Visión poco convencional; y 
  • Voluntad de asumir riesgos.

Pensar de manera no convencional para encontrar soluciones novedosas

La creatividad puede manifestarse de infinitas formas, ya sea a través del arte, la música, la escritura o, incluso, en la forma en la que nos relacionamos en el trabajo. Y aunque para muchos es una cualidad, también, como casi todo, puede convertirse en una actitud.

Cultivar un ambiente laboral que fomente la creatividad puede ser clave para impulsar la innovación y el progreso en cualquier organización.

Además, la creatividad puede ser también el impulso que necesitamos para encontrar soluciones novedosas, optimizar procesos y mejorar la eficiencia en el trabajo. Al permitirnos pensar de manera no convencional, la creatividad nos brinda la oportunidad de ver desafíos desde diferentes perspectivas. Y, al mismo tiempo, descubrir caminos alternativos que de otra manera no se verían.

La creatividad surge en ambientes donde se valora la diversidad de pensamiento y se fomenta la colaboración entre individuos con distintas perspectivas. Al abrir nuestras mentes a nuevas posibilidades y permitirnos experimentar sin temor al fracaso, creamos un entorno propicio para la generación de ideas revolucionarias. Y el intercambio de ellas, incluso puede enriquecerlas -y enriquecernos- más.

Creatividad + productividad

A medida que fomentamos la creatividad, fomentamos la innovación continua y el desarrollo personal y profesional de las personas y de los equipos. Todo esto redunda tanto en una mejora significativa de la productividad como en una mejor experiencia de empleado.

Así pues, la creatividad y la productividad no son valores opuestos en el mundo laboral. Se trata de valores interconectados que se impulsan mutuamente. Cuando permitimos que la creatividad sea una parte integral de nuestro día a día laboral fomentamos:

  • Mentalidad abierta: Se fomenta la creatividad y el pensamiento independiente a través de desafíos intelectuales y preguntas estimulantes en los equipos, sin presionar.
  • Tiempo para la reflexión: La creatividad también surge en un desayuno, en un descanso frente a la máquina de agua o en una conversación improvisada sobre el último libro que hemos leído.
  • Colaboración interdisciplinaria: Crear equipos de trabajo que traspasen las “fronteras y jerarquías departamentales” y donde el espíritu colaborativo predomine proporciona diferentes perspectivas y fomentar la diversidad de pensamiento y enfoques.
  • Fomentar la experimentación: El fracaso no debe ser motivo de miedo, sino una oportunidad de aprendizaje. Al atreverte a probar cosas nuevas, estás ampliando tus horizontes y explorando tu creatividad. El error enseña tanto o más que el acierto. Y recuerda que incluso los errores pueden conducir a descubrimientos sorprendentes y a un crecimiento personal, que a la larga, sí… nos hará mejores: mejores personas y mejores profesionales. Y con ello, seguro, más productivos.
Sonia Alarcón Rabadán

Técnico en Gestión del Cambio