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El agua es vida. Y hay un día que nos recuerda que la humanidad necesita agua. El agua es un elemento esencial del desarrollo sostenible. Los recursos hídricos, y la gama de servicios que prestan, juegan un papel clave en la reducción de la pobreza, el crecimiento económico y la sostenibilidad ambiental.

El agua propicia el bienestar de la población y el crecimiento inclusivo. Y tiene un impacto positivo en la vida de miles de millones de personas, al incidir en cuestiones que afectan a la seguridad alimentaria y energética, la salud humana y al medio ambiente.

En la actualidad más de 663 millones de personas viven sin suministro de agua potable cerca de casa. Lo que les obliga a pasar horas haciendo cola. O trasladándose a fuentes lejanas. Así como a hacer frente a problemas de salud debido al consumo de agua contaminada.

El valor del agua en todas las civilizaciones

La historia de la humanidad está ligada a la propia historia del agua. Si nos remontamos en la Historia encontramos que “los ríos eran beneficiosos ya que proporcionaban agua para riego y servían como vías de comunicación, aunque cuando crecían también solían provocar grandes catástrofes».

El ejemplo de la cultura Sumeria, se desarrolló en el fértil valle situado entre los ríos Tigris y Éufrates , hace unos 6.000 años, es evidente. El estudio de las técnicas de cultivo y del modo de utilización del agua de esta civilización ha puesto de manifiesto que disponer de agua cumplió un papel determinante en su evolución socioeconómica.

Otro ejemplo de civilizaciones en las que el agua es un factor determinante de desarrollo son:

  • Egipto y el valle del Nilo, el río más largo del mundo, que ha hecho fértiles para la agricultura sus casi 6.700 km de longitud durante miles de años.
  • Los pueblos precolombinos, especialmente los aztecas en Mexico, para los que el agua era el factor esencial de estabilidad y organización.
  • La civilización hindú que nació en los márgenes de los sagrados ríos Ganges y Brahmaputra, al norte de la India.
  • Las primeras civilizaciones chinas, que nacieron en las orillas de los ríos Yang-tsé y Huang-él.

El primer Día del Agua se celebró el 22 de marzo de 1993

La pregunta, entonces, es más que necesaria: ¿Por qué un Día Mundial del Agua? El 22 de marzo es una oportunidad de aprender más sobre temas relacionados con el agua. Y sirve de inspiración para compartir los problemas relacionados con el agua y tomar medidas para cambiar la situación.

La celebración de esta jornada se remonta a la Conferencia de las Naciones Unidas sobre el Medio Ambiente y el Desarrollo de 1992 en la que se propuso declarar una fecha dedicada a este asunto. La Asamblea General decidió designar el 22 de marzo de 1993 como el primer Día Mundial.

Cada año, ONU-Agua, la entidad que coordina el trabajo de la Organización sobre el agua y el saneamiento, establece un tema para el Día correspondiente a un desafío actual o futuro.

¿Por qué desperdiciar agua?

Y, este año 2017, el Día Mundial del Agua se concentra en la siguiente pregunta «¿Por qué desperdiciar agua?» 

Como indican desde el organismo organizador, «este año nos concentramos en el desperdicio del agua y en cómo reducir y reutilizar hasta un 80% del agua que malgastamos en nuestras casas, ciudades, industrias y agricultura y que fluye de vuelta a la naturaleza, contaminando el medio ambiente y perdiendo nutrientes valiosos«.

«Necesitamos aumentar la recolección y tratamiento del agua desperdiciada y reciclarla de una forma segura«, adelantan antes de incidir en que «necesitamos reducir la cantidad de agua que contaminamos y malgastamos para ayudar a proteger el medio ambiente y los recursos hídricos”.

En efecto, el Objetivo de Desarrollo número 6 es «garantizar la disponibilidad de agua y su gestión sostenible y el saneamiento para todos, incluye una meta de reducir a la mitad la proporción de agua dilapidada y aumentar su reciclaje«.

Algunos datos destacados que habría que tener en cuenta en la celebración del Dia del Agua son:

  • Mundialmente, más del 80% del malgasto de agua que generamos vuelve a los ecosistemas sin ser tratada ni reciclada.
  • 1.800 millones de personas usan una fuente de agua contaminada por aguas fecales, poniéndolos en riesgo de contraer el cólera, la disentería, el tifus o la polio. El agua no potable, y unas pobres infraestructuras sanitarias, así como la falta de higiene, causa alrededor de 842,000 muertes al año.
  • Las oportunidades de explotar el agua desperdiciada como un recurso son enormes. El agua tratada de una forma segura es una fuente sostenible y asequible de agua y energía, así como para obtener nutrientes y otros materiales recuperables.
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