La economía doméstica suele ser siempre una asignatura pendiente. Una fuente de quebraderos de cabeza. Una cueva de los sustos cuando, sin que exista una fórmula mágica, debe ser una balsa de aceite donde todo lo que pueda estar organizado y controlado estará, sencillamente, organizado y controlado.
El descontrol en la economía doméstica consigue exactamente un efecto contrario al recomendable. Es entonces ese territorio de indefinición e improvisación que mantiene el alma en vilo. Las inabarcables vueltas al cole, los extras de Navidad o las costosísimas vacaciones.
Al contrario, una economía doméstica controlada, con visión de futuro, produce un efecto cuasi-balsámico donde, la organización es el plato principal de la economía doméstica.
La regla de oro: gastar menos de lo que se ingresa
No existe una fórmula mágica. Se necesita dedicación, concentración y rutina. Es casi un trabajo más que, eso sí es cierto, te ayudará a mejorar tu vida y que tendrá consecuencias positivas siempre para tu unidad económica familiar.
Si bien no hay una fórmula mágica sí hay una regla de oro: gastar menos de lo que se ingresa. A partir de este momento, para tener una economía familiar saneada debes ahorrar, al menos, un pequeño porcentaje de los ingresos. Que se puede destinar a reducir deudas, crear un fondo para emergencias o preparar la jubilación.
Estamos ya en octubre y acaba de cerrarse la vuelta al colegio. Hay que tener en cuenta que el comienzo del curso después del verano supone siempre nuevos planteamientos y objetivos.
Por eso, es necesario potenciar la organización. Porque los nuevos gastos del curso que ha comenzado pueden llegar a desestabilizar cualquier economía doméstica, por saneada y organizada que se presente.
Pautas para elaborar un presupuesto familiar
La recomendación es que se aplique un control férreo sobre los ingresos y los gastos, que son imprescindibles para elaborar el presupuesto familiar que recoge al detalle:
- El dinero que entra por la puerta.
- El dinero que tiene que salir por el mismo sitio.
A partir de este punto, se recomiendan unas pistas esenciales para elaborar un presupuesto para cada economía familiar, para las cuentas domésticas:
- Confeccionar una lista con los ingresos.
- Diseñar un balance con los gastos.
- Definir sugerencias para minimizar los gastos.
- Muchas dosis de sentido común para controlar los comportamientos que pueden llegar a ser compulsivos o caprichosos a la hora de salir a la calle y realizar las compras.
El póker de ases: ingresos, gastos, extras e imprevistos
Lo primero que se recomienda es realizar un análisis que incluya un balance de nuestra situación económica y una proyección en el futuro. A partir de aquí hay que tener en cuenta las cuestiones prácticas basadas en la organización, que tienen que tener en cuenta con claridad el siguiente póker de ases: Ingresos, gastos, extras e imprevistos.
Con el análisis, el balance y el póker de ases, hay que elaborar un presupuesto donde se anota cada gasto y se deja un espacio en blanco para el posible ahorro y el recomendable pago de las deudas.
Es muy bueno implicar a todos los miembros de la familia, cada uno en la medida de sus posibilidades. Y, por supuesto, habrá que actualizar este presupuesto al menos anualmente con las características de futuro que hayamos elegido para nuestra familia.
También debes tener en cuenta tus comportamientos para lo que habrá que organizar las compras y responderse a preguntas como si necesitas este producto realmente. También hay que aprender a comparar precios y calidades de los productos y de los servicios que quieras comprar o contratar.