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Los investigadores de la Universidad de Alcalá, Marco Palomeque y Juan de Lucio, han comprobado cómo las preferencias musicales se adaptan para suavizar las fluctuaciones en el bienestar social relacionadas con los ciclos económicos. Ante un aumento del desempleo, de la inflación o de los tipos de interés, el consumo de canciones cuya letra aporta positividad se incrementa, según explica la propia Universidad de Alcalá.

La investigación se basa en el análisis sentimental que se puede aplicar informáticamente a partir del lenguaje natural de las letras de las canciones. Han analizado los textos de la base de datos de Billboard, que ha registrado las cien canciones más escuchadas semanalmente en Estados Unidos desde los años cincuenta hasta hoy en día.

Los profesores explican asimismo su método:

Creamos un indicador para cuantificar lo positiva o negativa que es la música que se escucha cada semana y, tras consultar literatura relacionada con el consumo y el bienestar, descubrimos que el desempleo solía ser una variable que afectaba bastante a cómo se siente una persona y quisimos descubrir si existía alguna relación entre desempleo y la música que se escuchaba”. 

En momentos de crisis económica, música alegre

A pesar de que esperaban lo contrario, comprobaron que cuanto más desempleo había, más música positiva se escuchaba.

  “Existen bastantes estudios de psicología que afirman que la música se utiliza para alegrarnos así que, a partir, de este primer análisis, añadimos a nuestro estudio más variables económicas aparte del desempleo, como la inflación, los tipos de interés o las oscilaciones de la bolsa para incorporar una imagen más completa de la situación económica”.

El resultado fue que cuánto peor era la situación económica, más positiva era la música que se escuchaba. Además, “descubrimos que se aplicaba el ‘efecto pintalabios’ pero de forma cultural que mencionamos en el estudio. Y es que, se ha comprobado que, cuando hay crisis, aumentan las ventas de cosméticos y otros productos baratos que nos hacen sentir bien para animarnos, y en eso los cosméticos ayudan”. 

En total se revisaron 28.747 canciones diferentes publicadas en estos 62 años. Como ejemplo, se puede observar la aparición de Diamonds, de Rihanna, en 2012, un año marcado por un largo periodo de alto desempleo tras la crisis financiera de 2008.

Igualmente, sólo tres de las diez canciones más positivas alcanzaron el número uno en periodos en los que la tasa de paro era menor de 6%, eso teniendo en cuenta que en el 60 % del tiempo analizado el desempleo estaba por debajo de la media. En otras palabras, en épocas en las que hay menos paro también hay menos canciones positivas de las que cabría esperar. En el lado opuesto encontramos que cuando el desempleo es más elevado se concentran más canciones alegres.

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