- Agricultores, técnicos y empresarios del sector conocen de primera mano los proyectos e investigaciones en marcha en la Jornada de Puertas Abiertas del Centro de Experiencias de Cajamar en Paiporta, donde se estudian más de 300 variedades de frutas y hortalizas para conseguir productos más competitivos y rentables
El Centro de Experiencias Cajamar ha celebrado su Jornada de Puertas Abiertas 2024, en la que se han presentado los proyectos e investigaciones que se están llevando a cabo en sus instalaciones ante más de 200 personas entre agricultores, técnicos y empresarios del sector agroalimentario de la Comunitat Valenciana. Este año destaca el incremento en las colaboraciones con otros centros tecnológicos, de investigación y empresas privadas del sector agroalimentario, lo que genera más sinergias positivas para todas las partes implicadas y favorece la sostenibilidad de los cultivos.
A la Jornada de Puertas Abiertas ha asistido el presidente de Cajamar, Eduardo Baamonde, y el director territorial de la entidad en Valencia, Jesús García. En la presentación de las principales líneas de investigación que se están desarrollando, realizada con un recorrido por las instalaciones ubicadas en Paiporta, han intervenido el director de Sostenibilidad del Grupo Cooperativo Cajamar, Roberto García Torrente; el director de Fundación Grupo Cajamar, Manuel Lainez; y el director del Centro de Experiencias, Carlos Baixauli. Roberto García ha explicado que parte de las investigaciones que se realizan pertenecen a proyectos piloto vinculados a Cajamar Innova, la incubadora y aceladora de empresas de alta tecnología del agua.
Entre ellas se encuentra un sistema de sensorización a nivel de raíz en el funcionamiento de las plantas, para conseguir ajustar las necesidades de riego y conseguir ser lo más eficientes posibles manteniendo la máxima productividad, consumiendo el mínimo de agua y evitando excesos que lavan los nutrientes y pierden abono. Con ese tipo de sensorización y las plataformas de las empresas con las que se está colaborando, el agricultor tiene información más sencilla de lo que se tiene que hacer, e incluso se generan riegos automáticos.
“Esto permite dar un paso más, puesto que ya no decide el hombre, sino que es la máquina quien decide cuando regar”, ha explicado Roberto García. En el Centro de Cajamar en Paiporta incluso se montan experiencias en las que comparan el hombre con respecto a la máquina a la hora de tomar decisiones sobre el riego, y las conclusiones son buenas a favor de la tecnología. Las empresas que trabajan en este programa de sensorización procedentes de Cajamar Innova son Brioagro e Ikos. Ambos proyectos están en una fase muy avanzada, y ya se están comercializando sus productos. “Son dos casos de éxito, son dos empresas de aceleración más que de incubación”, ha añadido Carlos Baixauli.
Otra empresa con la que se colabora es Bihox, con un proyecto que inyecta oxígeno por aporte de microburbujas en la solución nutritiva, en el agua, y que incorpora una tecnología basada en la fotocatálisis. En el Centro de Experiencias se ha introducido en un sistema vertical de cultivo hidropónico al aire libre, que se muestra con un cultivo de lechugas. Con el verano en ese sistema el agua se calienta, y por encima de 30º C en veranos calurosos el oxigeno se diluye peor. El oxígeno es un elemento esencial para los cultivos, y al calentarse mucho el agua las plantas pueden llegar a morir por falta de oxígeno. Se están haciendo pruebas para ver qué tal funciona Bihox en estos sistemas de cultivo hidropónico en los que la temperatura del agua llega a ser limitante. Baixauli ha aclarado que este producto ya se está comercializando, “pero aquí lo estamos probando en cultivo sin suelo y con agua solo, en un sistema hidropónico”.
Otras colaboraciones se realizan con empresas como Phillips, con los que se tiene la iluminación artificial para las zonas más sombreadas del sistema vertical, con el objetivo de que tengan una luz similar a las partes altas. Por ello se refuezan con luz artificial a base de leds.
Con la empresa Fertinagro está en marcha un ensayo en pimiento con su tecnología de fertilizantes que incluyen unos bioestimulantes que tienen un efecto similar a las sustancias que crean las raíces de las plantas para conseguir mejorar su nutrición. El objetivo con estos aportes es reducir el uso de abonos de síntesis químicos.
Roberto García ha añadido que en temas de riego se están haciendo unos estudios de riego deficitario controlado con el cultivo del kaki y granado. Para ello se usan los avances en sensorización. Se está trabajando también con infraestructuras verdes, cubiertas vegetales en cítricos o en otros frutales, o bien sembradas o malas hierbas que nacen de manera espontánea. Entre las calles de cultivo se mantienen estas cubiertas vegetales, estudiándose diferentes especies y modalidades. “El objetivo es mejorar la biodiversidad y favorecer el control biológico por conservación. Con estas estrategias conservamos estos auxiliares que se alimentan de las plagas. Nos está funcionando bien, en colaboración con Agrobio, quienes también comercializan plantas para implantar esas infraestructuras verdes. Con la estrategia de control biológico hemos conseguido un buen control de la mosca blanca, una plaga que por ejemplo en la zona de La Ribera está causando problemas”, ha destacado el director de Sostenibilidad de Grupo Cajamar.
Los técnicos de Cajamar siguen avanzando en el proyecto Harnesstom, que responde a una iniciativa europea para la mejora genética del tomate en condiciones de altas temperaturas, sequía, salinidad y enfermedades emergentes. Es el cuarto año que se está trabajando en estos ensayos experimentales, al objeto de determinar los genes con los que se pueden conseguir variedades más resistentes al cambio climático, para reducir el impacto y continuar manteniendo la alta productividad. Las altas temperaturas, por encima de 32 o 33 º C, hace que el polen de los tomates no sea fértil.
También, en colaboración con la empresa Projar, se solicitó un proyecto Ivace que consistía en producir una serie de cultivos frutales bajo invernadero con cubierta de malla, estudiando diferentes sustratos. Se ha trabajado con arándano, frambuesa, fruto de la pasión, moras y kiwiño. “El que más éxito ha tenido ha sido el de las higueras, dentro de invernadero y con cultivo sin suelo. Produce muy pronto, en el mismo año en que se planta, y el nivel de productividad es de casi el triple de lo que daría una plantación regular con regadío” ha destacado Carlos Baixauli.
Junto con el Instituto de Biología Molecular y Celular de Plantas (IBMCP), que es un centro del CSIC y de la Universitat Politècnica de València, se está colaborando en otro proyecto en el que se detectan genes en tomate que permiten incrementar la densidad de plantación, lo que permite cultivar más plantas por metro cuadrado. Con ello se mejoraría la productividad del tomate, ya que con menos suelo se conseguirían más kilos.
Otro proyecto interesante son productos bioestimulantes que, aplicados en cultivos que tienen de por sí la capacidad de ser proteícos, como los guisantes, la moringa o el edamame, pueden incrementar el nivel de proteína en la planta. Es algo que el mercado demanda en la actualidad, por lo que tendría muy buena acogida.
La jornada de puertas abiertas en el Centro de Experiencias de Cajamar también ha permitido dar a conocer los trabajos de investigación en los que se está trabajando con el objetivo de conseguir productos hortofrutícolas más competitivos y rentables. Los asistentes a esta jornada han tenido acceso a las 300 variedades de frutas y hortalizas que se están estudiando y a sus respectivas fichas técnicas, en las que consta toda la información y características relacionadas con cada producto y su cultivo. Carlos Baixauli ha destacado las investigaciones que se están realizando en pimientos, tomates, berenjenas, melones, sandías, pepino y calabacines, para obtener productos de alta calidad y atractivos para el consumidor.
Huerta periurbana
En esta jornada de puertas abiertas tambien se ha puesto en valor la huerta periurbana de Valencia, que además de exportar sus productos hortofrutícolas, también abastece a los mercados locales y restaurantes, generando una cocina de proximidad con productos de cercanía y de temporada, reduciendo la huella ambiental. Este es uno de los motivos por los que la ciudad de Valencia ha sido elegida oficialmente como Capital Verde Europea 2024, un título que se ha ganado gracias a su ambiciosa estrategia de sostenibilidad.
En relación a este tema, se ha celebrado una mesa redonda sobre ‘El producto de proximidad. Conservación de la Huerta de Valencia’ moderada por el director de Innovación y Desarrollo Agroalimentario de Cajamar, Manuel Lainez. En la misma han intervenido Salvador Soler, catedrático de Genética de la Universitat Politècnica de València; Javier Orts, agricultor y administrador de Verdures Gorrito; y Sergio Bautista, gerente y socio fundador de SH Levante.