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La Organización Mundial de la Salud defiende que llevar una dieta sana a lo largo de la vida ayuda a prevenir la malnutrición en todas sus formas, así como distintas enfermedades no transmisibles y diferentes afecciones.

Sin embargo, el aumento de la producción de alimentos procesados, la rápida urbanización y el cambio en los estilos de vida han dado lugar a un cambio en los hábitos alimentarios. Ahora se consumen más alimentos hipercalóricos, más grasas saturadas, más grasas de tipo trans, más azúcares libres y más sal o sodio.

Además, hay muchas personas que no comen suficientes frutas, verduras y fibra dietética, como por ejemplo cereales integrales.

Aprender a alimentarse adecuadamente

La composición exacta de una alimentación saludable, equilibrada y variada depende de las necesidades de cada persona (por ejemplo, de su edad, sexo, hábitos de vida, ejercicio físico), el contexto cultural, los alimentos disponibles localmente y los hábitos alimentarios.

No obstante, los principios básicos de la alimentación saludable son siempre los mismos. Se recomienda una alimentación equilibrada con alimentos de todos los grupos y en las proporciones adecuadas.

Es decir, que la base de nuestra alimentación deberían constituirla los alimentos ricos en hidratos de carbono complejos: cereales, féculas y legumbres (aproximadamente, la mitad de la energía que necesitamos cada día debe provenir de estos productos) conforme avanzamos hacia el vértice, nos encontramos con aquellos alimentos que se han de consumir en menor cantidad o más ocasionalmente.

En la cúspide se encuentran, por tanto, las grasas y otros alimentos tales como el azúcar, los dulces, las bebidas refrescantes, algunos precocinados, etc. que se han de consumir con moderación.

Variantes alimenticias vegetarianas

El afán por mantener una vida sana se ha plasmado en la sociedad actual en un cambio en las dietas hacia aquellas que son saludables y en la práctica del ejercicio físico. Respecto a las dietas, además de aquellas saludables, han salido numerosas ramificaciones según el tipo de alimentos que se consuman.

Los primeros y más famosos son los vegetarianos, régimen alimentario que tiene como principio dejar de consumir cualquier tipo de carne y pescado.

A día de hoy, la más rabiosa actualidad es ser vegano, una filosofía de vida que excluye todo producto de origen animal, incluidos huevos, lácteos y miel. Los practicantes del veganismo (del inglés vegan) por motivos éticos, tienen una dieta vegetariana estricta y también evitan el uso de productos de origen animal en el resto de ámbitos de su vida: vestimenta, ocio, etc., ya que consideran que todos estos productos y actividades implican la explotación de animales.

Entre medias, hay muchas variantes según la dieta alimenticia escogida. En la Wikipedia encontramos los siguientes:

  • Apiovolactovegetarianismo: los que practican esta corriente consumen miel, huevos y lácteos; pero no consumen ningún tipo de carne (ni roja ni blanca).
  • Ovolactovegetarianismo: los practicantes de esta corriente consumen huevos y productos lácteos, pero no carne ni peces. Esta es la variación más común en la Cultura Occidental.
  • Lactovegetarianismo: son los vegetarianos que no consumen carnes, pero sí consumen productos lácteos. La mayoría de vegetarianos de la India y aquellos provenientes del Mediterráneo (como los pitagóricos), son en efecto lactovegetarianos.
  • Ovovegetarianismo: quienes practican esta tendencia son aquellos que no comen carnes o productos lácteos, pero sí huevos.
  • Apivegetarianismo: son quienes consumen miel. El prefijo api- también puede ser empleado en las demás definiciones, por ejemplo: api-ovo-lacto-vegetarianismo, apiovovegetarianismo, api-lacto-vegetarianismo.
  • Crudívoros: son aquellos que siguen una alimentación vegetariana en la que se consumen productos crudos, o ligeramente tibios, que no han sido calentados por encima de 46,7 °C (116 °F), y nunca cocidos.
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